En busca de algo perdido
Cuando nacemos, vivimos y morimos,
lo que queda en nuestro ser es la felicidad
que nos han dado, madura, germina y se hace bella.
Una belleza tan grande que
todos quisiéramos comer
del fruto de la llamada, felicidad.
Que tus ojos no sean dos
luceros bañados de lágrimas,
que brillen y sean dos soles
reflejados en tu cara.
Que el espíritu decaído
por la tempestad de las olas
vuelva a emergí, ya olvidado.
Y cuándo no te queden fuerzas,
RÉZALE, porqué en la humanidad
están las dichas y las desdichas
y después de la tormenta, siempre viene la calma.
Mª Eugenia Zafra Cerrillo. (de la hija del poeta de Belmonte): P
Cuando nacemos, vivimos y morimos,
lo que queda en nuestro ser es la felicidad
que nos han dado, madura, germina y se hace bella.
Una belleza tan grande que
todos quisiéramos comer
del fruto de la llamada, felicidad.
Que tus ojos no sean dos
luceros bañados de lágrimas,
que brillen y sean dos soles
reflejados en tu cara.
Que el espíritu decaído
por la tempestad de las olas
vuelva a emergí, ya olvidado.
Y cuándo no te queden fuerzas,
RÉZALE, porqué en la humanidad
están las dichas y las desdichas
y después de la tormenta, siempre viene la calma.
Mª Eugenia Zafra Cerrillo. (de la hija del poeta de Belmonte): P