Reflexión
“Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir, allí van los ríos caudales, los mediano y los más chicos y en llegando son iguales los que vivieron de sus manos que los ricos.” (El poeta Jorge Manrique)
El poeta en la elegía que escribió a la muerte de su padre el conde de Paredes, va desgranando la vida de los hombres en la tierra, pero aunque el final de nuestros días en ella, no todos pasamos nuestros días igual, porque los hay que viven en la opulencia y otros viven en la miseria y aquí haremos un inciso de que los hombres que les ha quedado un poco de fe cuando le llega su última hora se acuerdan y les hubiera gustado vivir otra vida y un ejemplo de ello es lo que se cuenta del rey don Juan II rey de Castilla que a la hora de su muerte dijo: más me hubiese valido ser fraile de abrojo que no rey de Castilla.
Pero mientras que fue joven le gusto de gozar de todos los placeres, esta es la tónica de muchos personajes que a la hora de morir se acuerdan de lo que le hubiese gustado ser. Pero es muy cierto que la muerte es un paso que tenemos que dar personalmente, lo mismo el creyente que el ateo. La muerte nos iguala a todos.
El poeta dejo esta elegía que es un clásico y por mucho tiempo que pase siempre estará de actualidad, y muchos escritores siempre vieron en ella una verdad inexorable y es que lo escrito, como dice la real academia escrito queda las palabras el aire se las lleva, y es que a veces las personas escribimos alguna vivencia personal que si no la comentamos van a la mar y es bueno dejar algún rastro para que los demás lo tengan en cuenta, siempre nos queda decir, como decía fulano o mengano.
Todas las personas llevamos algo de nuestra propia cosecha, y por ello es bueno escribir alguna página que nos pueda ilustrar, lo vemos cuando nos llega la jubilación y nos despedimos de los compañeros y quizás sea el último apretón de manos que hagamos y todo se olvida.
01-06-24
“Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar que es el morir, allí van los ríos caudales, los mediano y los más chicos y en llegando son iguales los que vivieron de sus manos que los ricos.” (El poeta Jorge Manrique)
El poeta en la elegía que escribió a la muerte de su padre el conde de Paredes, va desgranando la vida de los hombres en la tierra, pero aunque el final de nuestros días en ella, no todos pasamos nuestros días igual, porque los hay que viven en la opulencia y otros viven en la miseria y aquí haremos un inciso de que los hombres que les ha quedado un poco de fe cuando le llega su última hora se acuerdan y les hubiera gustado vivir otra vida y un ejemplo de ello es lo que se cuenta del rey don Juan II rey de Castilla que a la hora de su muerte dijo: más me hubiese valido ser fraile de abrojo que no rey de Castilla.
Pero mientras que fue joven le gusto de gozar de todos los placeres, esta es la tónica de muchos personajes que a la hora de morir se acuerdan de lo que le hubiese gustado ser. Pero es muy cierto que la muerte es un paso que tenemos que dar personalmente, lo mismo el creyente que el ateo. La muerte nos iguala a todos.
El poeta dejo esta elegía que es un clásico y por mucho tiempo que pase siempre estará de actualidad, y muchos escritores siempre vieron en ella una verdad inexorable y es que lo escrito, como dice la real academia escrito queda las palabras el aire se las lleva, y es que a veces las personas escribimos alguna vivencia personal que si no la comentamos van a la mar y es bueno dejar algún rastro para que los demás lo tengan en cuenta, siempre nos queda decir, como decía fulano o mengano.
Todas las personas llevamos algo de nuestra propia cosecha, y por ello es bueno escribir alguna página que nos pueda ilustrar, lo vemos cuando nos llega la jubilación y nos despedimos de los compañeros y quizás sea el último apretón de manos que hagamos y todo se olvida.
01-06-24