editación del sábado 03-12-05
Titulo del libro: críticos de Don Marcelino Menéndez Pelayo
Donde no se conserva piadosamente la herencia, pobre o rica, grande o pequeña no esperemos que brote un pensamiento original ni una Idea dominadora.
Un pueblo nuevo puede improvisarlo todo, menos la cultura intelectual.
“ Un pueblo viejo no puede renunciar a la suya y caer en una segunda infancia muy próxima a la imbecilidad senil “.
Sin Fe sin amor se está el mundo asesinando a sí mismo.
La salvación del mundo está en la voluntad de las almas que tienen Fe.
Hay quien ha definido la Fe como trono del PENSAMIENTO, la Fe mueve montañas, los corazones y también las plumas.
En la enseñanza estriba “el primer origen” de la prosperidad de una nación, una región, un pueblo o una aldea.
La vasija que de nueva contiene un perfume largo tiempo conserva su olor (Virgilio)
Hoy el laicismo trata de imponer una enseñanza que rompe con la tradición judeo, cristiana, quieren crear una conciencia mecanicista para manejar los resortes desde él poder, y este ateo.
La persona que se consagra a la cultura, ha de aceptar ser estudiante perpetuo.
Los libros: la mayoría de las personas se quedan en la anécdota, la novela o el ensayo, los grandes volúmenes se que dan para una docena de personas estudiosas con bastante frecuencia, solitarios e incomprendidos.
Se ha dicho que el hombre es hijo de su educación.
A los hombres hay que medirlos por el rasero común.
La humildad y la modestia es la mejor corona del Genio.
El Genio casi siempre se inclina al retiro estudioso.
En épocas cuando hay tanta desorientación es bueno seguir a Maestros que están fuera de toda duda.
A Don Marcelino Menéndez Pelayo, le amargaron muchas horas de su juventud; pero al mismo tiempo le obligaron a vivir siempre alerta y acrisolar entre abrojos y laureles sus criterios de Maestro.
Los frutos podrán ser mejores o peores según las tierras y los soles que le vayan dorando y azucarando sus jugos.
En Don Marcelino Menéndez Pelayo, nunca durante su vida habría de apagarse aquella vela que a hurtadillas de su madre, él encendía en las horas nocturnas.
Conclusión: examinadores y examinado de Don Marcelino Menéndez Pelayo
Titulo del libro: críticos de Don Marcelino Menéndez Pelayo
Donde no se conserva piadosamente la herencia, pobre o rica, grande o pequeña no esperemos que brote un pensamiento original ni una Idea dominadora.
Un pueblo nuevo puede improvisarlo todo, menos la cultura intelectual.
“ Un pueblo viejo no puede renunciar a la suya y caer en una segunda infancia muy próxima a la imbecilidad senil “.
Sin Fe sin amor se está el mundo asesinando a sí mismo.
La salvación del mundo está en la voluntad de las almas que tienen Fe.
Hay quien ha definido la Fe como trono del PENSAMIENTO, la Fe mueve montañas, los corazones y también las plumas.
En la enseñanza estriba “el primer origen” de la prosperidad de una nación, una región, un pueblo o una aldea.
La vasija que de nueva contiene un perfume largo tiempo conserva su olor (Virgilio)
Hoy el laicismo trata de imponer una enseñanza que rompe con la tradición judeo, cristiana, quieren crear una conciencia mecanicista para manejar los resortes desde él poder, y este ateo.
La persona que se consagra a la cultura, ha de aceptar ser estudiante perpetuo.
Los libros: la mayoría de las personas se quedan en la anécdota, la novela o el ensayo, los grandes volúmenes se que dan para una docena de personas estudiosas con bastante frecuencia, solitarios e incomprendidos.
Se ha dicho que el hombre es hijo de su educación.
A los hombres hay que medirlos por el rasero común.
La humildad y la modestia es la mejor corona del Genio.
El Genio casi siempre se inclina al retiro estudioso.
En épocas cuando hay tanta desorientación es bueno seguir a Maestros que están fuera de toda duda.
A Don Marcelino Menéndez Pelayo, le amargaron muchas horas de su juventud; pero al mismo tiempo le obligaron a vivir siempre alerta y acrisolar entre abrojos y laureles sus criterios de Maestro.
Los frutos podrán ser mejores o peores según las tierras y los soles que le vayan dorando y azucarando sus jugos.
En Don Marcelino Menéndez Pelayo, nunca durante su vida habría de apagarse aquella vela que a hurtadillas de su madre, él encendía en las horas nocturnas.
Conclusión: examinadores y examinado de Don Marcelino Menéndez Pelayo
