Reflexión
“Por sus frutos los conoceréis” Palabras de Evangelio
La palabras del Evangelio son como gemas preciosas que nunca pierden su valor con el tiempo, porque siempre gozan de actualidad y esto lo vemos todos los días los mortales y a veces la repuesta no viene como el viento, pero se imponen con el tiempo, porque este pare la verdad.
El Señor no tiene prisas porque es el Alga y la Omega es el principio y el fin, porque todo salió de sus manos creadoras, los hombre quisieron borrar el nombre de Dios en la Tierra, pero ya lo dijo el profeta: si el hombre se olvidara de Dios hablarían las piedras por los hombres.
Los hombre quieren dominar todo lo que se mueve en la Tierra pero no todo lo que hace, lo hace con honradez y mirando a su prójimo, porque en el único que piensa es en su egoísmo personal y recorre muchos caminos con su astucia pero cada vez se ve más acorralado hasta que tiene que entregarse a las mismas manos que lo auparon esta es la ley de vida.
Lo que perdura en el hombre y por lo cual se le recuerda es por su honradez y su comportamiento con su prójimo, y por mucho que se ensalce el mismo orgullo del que hace gala se lo traga tarde o temprano. El orgullo con su afán de demostrar a los demás su valía cae en su propio pesimismo.
26-02-24
“Por sus frutos los conoceréis” Palabras de Evangelio
La palabras del Evangelio son como gemas preciosas que nunca pierden su valor con el tiempo, porque siempre gozan de actualidad y esto lo vemos todos los días los mortales y a veces la repuesta no viene como el viento, pero se imponen con el tiempo, porque este pare la verdad.
El Señor no tiene prisas porque es el Alga y la Omega es el principio y el fin, porque todo salió de sus manos creadoras, los hombre quisieron borrar el nombre de Dios en la Tierra, pero ya lo dijo el profeta: si el hombre se olvidara de Dios hablarían las piedras por los hombres.
Los hombre quieren dominar todo lo que se mueve en la Tierra pero no todo lo que hace, lo hace con honradez y mirando a su prójimo, porque en el único que piensa es en su egoísmo personal y recorre muchos caminos con su astucia pero cada vez se ve más acorralado hasta que tiene que entregarse a las mismas manos que lo auparon esta es la ley de vida.
Lo que perdura en el hombre y por lo cual se le recuerda es por su honradez y su comportamiento con su prójimo, y por mucho que se ensalce el mismo orgullo del que hace gala se lo traga tarde o temprano. El orgullo con su afán de demostrar a los demás su valía cae en su propio pesimismo.
26-02-24