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BELMONTE: Hola Agustin: Cosas que se me ocurren, leyendo otras....

Hola Agustin: Cosas que se me ocurren, leyendo otras.
EL PODER DEL TIEMPO
Hace 80, 90 ó 100 años, quién le iba a decir a nuestros padres y abuelos, que todos los problemas que fuesen surgiendo, tendrían un solo culpable: El Tiempo.
El Tiempo al que no hemos sabido adaptarnos, al que no hemos sabido entender.
Y si nos fijamos y aplicamos el sentido común, podemos ver con total claridad, que esa generación que se va diluyendo como un azucarillo, ha sido la que nos ha dejado un legado que no hemos sabido interpretar, que no hemos sabido cuáles eran sus puntos fuertes y positivos, y por esta causa no hemos sabido valorarla como se merece.
Es más, muchos de los que ya nos aproximamos por edad a esas dos generaciones de padres y abuelos, sólo estamos renegando de sus enseñanzas, y de todo lo positivo que nos han ido aportando desde nuestro nacimiento, y desde los primeros pasos.
Y la cruda realidad, es que sí, la culpa es del Tiempo, como juez implacable que ha sido siempre.
De esas dos generaciones de nuestros padres y abuelos, tenemos estos importantes legados: Nos dieron una formación, a pesar de que no tenían estudios. Nos inculcaron esos valores incuestionables e imperecederos, basados en buenos y sanos principios. Y todos somos conscientes de lo duros que fueron aquellos años, siempre buscaron las fórmulas para que faltaran lo menos posible las cosas más necesarias de la casa.
De ninguna de las maneras, quisieron permitir que nos faltaran esos valores de respeto y lealtad; totalmente real que las pasaron muy **as. Tuvieron que sufrir los efectos negativos de una Guerra, y los más duros de la posguerra, pero siempre dispuestos a vivir con dignidad, educación y respeto. No sabían lo que era el lujo, y por ello no lo echaron de menos. Nos mostraron la forma de valorar lo poco o mucho que había en nuestros humildes hogares. Y nos enseñaron con sabiduría y sencillez algo muy importante para el resto de nuestras vidas: El gran Valor del trabajo bien hecho y del Esfuerzo.
Nos infundieron que vivir con miedo, no es vivir. Y que la humildad, la sencillez y el respeto, nunca deberían faltarnos.
Los que aún quedan entre nosotros, no saben qué está pasando. No entienden lo que estamos haciendo, como estamos destrozando la convivencia y la paz. Nos traspasaron sus conocimientos y sus experiencias, y nos hemos aprendido nada.
Este humilde y reconocido escrito debe de ir dirigido a los sabios que aún están entre nosotros, algunos de los cuales no saben leer, ni escribir, pero saben lo que es la amistad, lo que es el trabajo, lo que es el compañerismo, lo que es la palabra dada en cada momento.
Sí, van quedando pocos, y les van fallando las fuerzas, pero no les falla su gran corazón. Van desapareciendo familiares, amigos, compañeros de trabajo y vecinos que eran como hermanos.
Como ha ocurrido siempre, como ocurre y ocurrirá. El tiempo pasa, es ley de vida.
Estamos ante unas nuevas generaciones, algo más cultas, con más adelantos tecnológicos, con más medios en el trabajo y en el hogar.
Pero sin embargo, echamos en falta ese altruismo, ese respeto, esa educación, esos valores que mamábamos desde nuestra más corta infancia, esa filosofía de lo mío es tuyo, y lo tuyo es mío, y lo nuestro es de todos.
Y la pregunta surge y aunque parece fácil, no siempre aciertan a hacerla y menos a contestarla, sobre todo las nuevas generaciones. ¿Quién tiene la culpa?
Los mayores que aún siguen con vida lo tienen claro y lo repiten día a día en su sano interior y saliendo del fondo de su corazón: LA CULPA ES DEL TIEMPO.
Paco.