COMENTARIO
LA MAJADA
Que duro es este oficio para el pastor que aguanta el frio del invierno en la loma, pues eran muchas ovejas las que llevaba casi todas blancas que tenían su cordero al cual amamantaban, era al caer la tardes en el ejido cuando la madre se encontraba con su cordero vivo, y había corderos que despistados andaban buscando a su madre la cual lo encontraba con desespero, la tarde de aquel día era fría y había grandes nubarrones el sol ya se había ocultado y esperábamos la noche fría era por los últimos días del mes de marzo, cuando los días se alargan iban acortando las noches, el burro se había quedado muy atrás y mando al lebrel que vaya a por el, mi perro es obediente y estoy contento con el, siempre que hago algún guisado en el caldero le aparto su ración, por lo atento que esta cuidando mi rebaño, el nunca jamás rompe el careo de esas ovejas que ya por la mañana salen del porche y barruntan la vuelta que han de dar, hasta volver por la tarde al lugar de donde partieron por la mañana. Una vez que entran las ovejas al porche suelo contarlas y quitarles el cordero por la noche para que esten más tranquilas, este oficio es muy duro y más del ganado que pasta en la sierra, aunque es más tranquilo porque aquí no hay sembrados ni viñedos todo es maraña, encinas y algún enebro de estos que pinchan
LA MAJADA
Que duro es este oficio para el pastor que aguanta el frio del invierno en la loma, pues eran muchas ovejas las que llevaba casi todas blancas que tenían su cordero al cual amamantaban, era al caer la tardes en el ejido cuando la madre se encontraba con su cordero vivo, y había corderos que despistados andaban buscando a su madre la cual lo encontraba con desespero, la tarde de aquel día era fría y había grandes nubarrones el sol ya se había ocultado y esperábamos la noche fría era por los últimos días del mes de marzo, cuando los días se alargan iban acortando las noches, el burro se había quedado muy atrás y mando al lebrel que vaya a por el, mi perro es obediente y estoy contento con el, siempre que hago algún guisado en el caldero le aparto su ración, por lo atento que esta cuidando mi rebaño, el nunca jamás rompe el careo de esas ovejas que ya por la mañana salen del porche y barruntan la vuelta que han de dar, hasta volver por la tarde al lugar de donde partieron por la mañana. Una vez que entran las ovejas al porche suelo contarlas y quitarles el cordero por la noche para que esten más tranquilas, este oficio es muy duro y más del ganado que pasta en la sierra, aunque es más tranquilo porque aquí no hay sembrados ni viñedos todo es maraña, encinas y algún enebro de estos que pinchan