ACUESTAS CON LA HISTORIA
El labriego y el oficinista
Era por los últimos días de Febrero, cuando el labriego estaba como aquel que dice dando termino al descubrimiento de las cepas de su viña, la cual cuidaba como a la niña de sus ojos, no en vano ya le había hecho las dos primeras cosechas, y estaba satisfecho por la abundancia de uvas que había obstenido.
En esto que se paro a descansar un rato, y vio que por el camino venia un hombre al parecer con buen paso, traía la cabeza descubierta y puesta la gabardina, pues por su apariencia se notaba que había salido aquel día de su casa a darse un paseo, pues este trabajaba en la oficina de la contribución del pueblo.
Al llegar a la altura del labriego se paro y dando los buenos días, dio comienzo a su conversación, que no le costo trabajo ya que al parecer era la continuación del monologo que él traía consigo mismo.
El labriego lo escuchaba con toda atención pero no lograba entrar en la conversación, porque este solía hablar con palabras muy escogidas, el hombre de campo estaba menos leído, pero era un hombre de bastante experiencia y sensatez.
Al cabo de un rato se despidieron amablemente y cada cual siguió con su trabajo el labriego cogió la azada y siguió descubriendo las cepas de su viña que le quedaban,
El hombre de oficina prosiguió su camino y al parecer traía a su pensamiento las pocas palabras que del labriego había recogido, y se decía el así mismo estos campesinos siempre que hablan de cualquier cosa usan mucho el sentido común.
El labriego y el oficinista
Era por los últimos días de Febrero, cuando el labriego estaba como aquel que dice dando termino al descubrimiento de las cepas de su viña, la cual cuidaba como a la niña de sus ojos, no en vano ya le había hecho las dos primeras cosechas, y estaba satisfecho por la abundancia de uvas que había obstenido.
En esto que se paro a descansar un rato, y vio que por el camino venia un hombre al parecer con buen paso, traía la cabeza descubierta y puesta la gabardina, pues por su apariencia se notaba que había salido aquel día de su casa a darse un paseo, pues este trabajaba en la oficina de la contribución del pueblo.
Al llegar a la altura del labriego se paro y dando los buenos días, dio comienzo a su conversación, que no le costo trabajo ya que al parecer era la continuación del monologo que él traía consigo mismo.
El labriego lo escuchaba con toda atención pero no lograba entrar en la conversación, porque este solía hablar con palabras muy escogidas, el hombre de campo estaba menos leído, pero era un hombre de bastante experiencia y sensatez.
Al cabo de un rato se despidieron amablemente y cada cual siguió con su trabajo el labriego cogió la azada y siguió descubriendo las cepas de su viña que le quedaban,
El hombre de oficina prosiguió su camino y al parecer traía a su pensamiento las pocas palabras que del labriego había recogido, y se decía el así mismo estos campesinos siempre que hablan de cualquier cosa usan mucho el sentido común.
