Cuento
El perro y el gato
En casa de unos señores vivía un gato y era muy bien visto aunque nunca había cazado un ratón pero él se ganaba el afecto de los señores siendo muy juguetón y zalamero, estaba muy bien considerado incluso la niñas de la casa le habían puesto un cascabel para saber dónde estaba en cada momento, cosa que cuando se iba de picos pardos dejaba el cascabel en la buhardilla para ponérselo al regreso.
Pero el matrimonio junto con sus hijas fueron un domingo a ver a unos tíos que tenían varios cachorros porque les había parido la perra que tenían hacía mucho tiempo, las niñas con sus primas fueron a ver los cachorrillos y les gusto uno y se lo dijeron a sus papas que les dijeron que se lo pidiesen a los tíos, estos cuando las niñas les hicieron su petición los tíos encantados les dijeron que cuando se fuesen que se llevase el cachorrillo como así lo hicieron.
Cuando llegaron a casa y el gato vio al cachorrillo llegar se puso muy celoso aunque evito demostrarlo, las niñas se los presentaron y dijeron que se llamaría “Chusqui”, y el gato dijo que el se llamaba “Aniceto” y este tenia muchas tablas porque entraba y salía del hogar con toda libertad.
Aniceto cuando se encontró a solas con Chusqui le estuvo contado la antigüedad que llevaba en la casa y lo mucho que lo apreciaban sus amos, y si quería llevarse bien con él tenía que ser discreto y estar bajo sus órdenes, Chusqui que era un jovenzuelo y no sabia nada del protocolo no le dio importancia a la sugerencia de Aniceto. Pero cada día que pasaba Chusqui veía que Aniceto era muy reservado y que se iba de picos pardos con sus amiguitas y el tenía que estar al pie del sofá esperando que alguien le hiciese una caricia.
Hasta que una mañana cuando todavía no se habían levantado sus amos y Aniceto no había llegado de su ronda salió por la puerta del jardín y se marcho en busca de mejor aventura.
El perro y el gato
En casa de unos señores vivía un gato y era muy bien visto aunque nunca había cazado un ratón pero él se ganaba el afecto de los señores siendo muy juguetón y zalamero, estaba muy bien considerado incluso la niñas de la casa le habían puesto un cascabel para saber dónde estaba en cada momento, cosa que cuando se iba de picos pardos dejaba el cascabel en la buhardilla para ponérselo al regreso.
Pero el matrimonio junto con sus hijas fueron un domingo a ver a unos tíos que tenían varios cachorros porque les había parido la perra que tenían hacía mucho tiempo, las niñas con sus primas fueron a ver los cachorrillos y les gusto uno y se lo dijeron a sus papas que les dijeron que se lo pidiesen a los tíos, estos cuando las niñas les hicieron su petición los tíos encantados les dijeron que cuando se fuesen que se llevase el cachorrillo como así lo hicieron.
Cuando llegaron a casa y el gato vio al cachorrillo llegar se puso muy celoso aunque evito demostrarlo, las niñas se los presentaron y dijeron que se llamaría “Chusqui”, y el gato dijo que el se llamaba “Aniceto” y este tenia muchas tablas porque entraba y salía del hogar con toda libertad.
Aniceto cuando se encontró a solas con Chusqui le estuvo contado la antigüedad que llevaba en la casa y lo mucho que lo apreciaban sus amos, y si quería llevarse bien con él tenía que ser discreto y estar bajo sus órdenes, Chusqui que era un jovenzuelo y no sabia nada del protocolo no le dio importancia a la sugerencia de Aniceto. Pero cada día que pasaba Chusqui veía que Aniceto era muy reservado y que se iba de picos pardos con sus amiguitas y el tenía que estar al pie del sofá esperando que alguien le hiciese una caricia.
Hasta que una mañana cuando todavía no se habían levantado sus amos y Aniceto no había llegado de su ronda salió por la puerta del jardín y se marcho en busca de mejor aventura.
