“Paris bien vale una misa”
Dejemos un recuerdo escrito de las ruinas del que fuera el palacete que se mandara construir el infante don Juan Manuel para holganza de él y de su familia, aquí podemos ver los contrafuertes de la fachada, así como los rectángulos de hierro que también servían para darle fortaleza a las paredes.
Vemos también el montón de madera que sacaron de su techumbre, pues esta era el atrio donde tanto jugamos a la pelota de chavales.
Esta puerta que vemos era por donde entrabamos a la iglesia del convento que era de una sola nave y las grandes rejas que había en la parte de atrás por donde las monjitas oía la santa misa que casi siempre era a las ocho de la mañana.
Encima podemos ver el campanario donde había una sola campana, esta campana tenía sus toques muy medidos y de los que el labriego se aprovechaba para llevar su horario de trabajo sobre todo en el verano.
Cuantas veces después de salir del colegio íbamos a esta puerta hacer los deberes, y donde se ponían la vecinas a coser por las tardes porque había luz solar hasta que el Sol se escondía por el horizonte, aquí también había un árbol de acacias muy frondoso hoy vemos que está desaparecido.
Las paredes son de un grosor bastante fuerte pues muy parecido al de las murallas,
Dejemos un recuerdo escrito de las ruinas del que fuera el palacete que se mandara construir el infante don Juan Manuel para holganza de él y de su familia, aquí podemos ver los contrafuertes de la fachada, así como los rectángulos de hierro que también servían para darle fortaleza a las paredes.
Vemos también el montón de madera que sacaron de su techumbre, pues esta era el atrio donde tanto jugamos a la pelota de chavales.
Esta puerta que vemos era por donde entrabamos a la iglesia del convento que era de una sola nave y las grandes rejas que había en la parte de atrás por donde las monjitas oía la santa misa que casi siempre era a las ocho de la mañana.
Encima podemos ver el campanario donde había una sola campana, esta campana tenía sus toques muy medidos y de los que el labriego se aprovechaba para llevar su horario de trabajo sobre todo en el verano.
Cuantas veces después de salir del colegio íbamos a esta puerta hacer los deberes, y donde se ponían la vecinas a coser por las tardes porque había luz solar hasta que el Sol se escondía por el horizonte, aquí también había un árbol de acacias muy frondoso hoy vemos que está desaparecido.
Las paredes son de un grosor bastante fuerte pues muy parecido al de las murallas,