En el patio de la ermita, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

— ¡Sólo un día más! ¡Ojalá consiga portarme bien un día más!
Aquella noche, acostado en la cama, Pinocho apenas pudo conciliar el sueño por lo excitado que estaba.
—Voy a concederte tu deseo. Dejarás de ser un muñeco de madera. ¡Mañana por la noche te convertirás en un chico de verdad!
le dieron un premio por ser el mejor estudiante de la escuela, y su conducta era tan excelente que el hada estaba muy complacida con él. Al Llegar de la escuela, le dijo:
Había aprendido la lección, y mantuvo su palabra durante todo un año. Al verano siguiente