Estandartes de Castilla, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

Serafín respiró aliviado y se prometió a sí mismo no volver a ser nunca realmente malo. Pero por si las alas o la aureola amenazaban con aparecer de nuevo, decidió cepillarse siempre los dientes de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, en vez de arriba abajo, como le habían dicho que tenía que hacer.
Tan sólo después de haber sido bueno durante tres días, el rabo y los cuernos desaparecieron, arrastrados por el agua del baño.
Y el rabo enrollado en su pantalón creció un poquito más.
-Me di un golpe en la frente -mintió.
Ella le preguntó por qué llevaba una venda en la cabeza.