Paseando por este precioso
pueblo, escuché el siguiente comentario, de dos personas mayores: "Hay que ver ¿cómo harían en aquellos años para doblar los
escudos?", refiriéndose al que vemos en la
fotografía y a otros como el que hay en
calle Cervantes,
esquina con calle Jacinto Benavente. Viendo las
fachadas de sus
casas, sus escudos, sus
plazas,
iglesias,
conventos; sintiendo la tranquilidad de sus
calles, libres de ruidos y alborotos, te trasladas como por
arte de magia a la Edad Media.