Te añoré a tí Tamaral al conocerte. Me fundí en un abrazo a tu bendita tierra. Soñé con contemplar tu paisaje todos los días del año y mimé y respete tu entorno, que acaricié y desee conocer profundamente. Mis sueños, son proyectados a tu esperanza, me deprimo ante la fatal realidad. Quise buscar en el cielo, la estrella y la "barita mágica" y volé con el pensamiento a los antiguos tiempos de vida y esplendor. De repente al observar la triste realidad, dolor y rabia me invadió, pero en lo más profundo de mí, quise ocultar esa amargura silenciosa y transformar esa parte más temida, en una llama a la subsistencia y fé, que impulsara sentimientos de fuerza y deseo, para la propia supervivencia de esta sagrada tierra, donde la naturaleza ha sido bondadosa y cuidadosa, protegiendo y mimando a todo su entorno.