Mirando a la calle, SOLANILLA DEL TAMARAL

Y no solo te has introducido tú en su interior, sino que con tu relato nos introduces a cuantos tengamos la suerte de compartir contigo tus sensaciones, pues tu texto nos hace sentir que nos falta el aire mientras nos adentramos en el interior del socabón... Tal parece que terminaremos, al igual que un minero, exhaustos y maltrechos la jornada, que hemos dejado un día más un pedazo de nuestra vida. El eco que aún suena en el silencio del olvido aún lo capta todo aquel que, como tú bien dices, esté...
Este socabón minero reclama mucho mi atención, son varias las ocasiones que me he introducido en su interior, para escuchar en su silencio, el paso de los mineros durante la extracción del plomo. He sentido esos instantes como propios recordando las penurias sufridas durante la faena. El esfuerzo que supuso, esta tarea ardua, que pasaría factura a su salud y mermaría en parte sus vidas. Tambien he recordado esos momentos de gran movimiento social, al finalizar la jornada, la euforia de las familias...