NUNCA SUPO ELLA: -QUE QUISE SEL LA FUENTE,- LA SENDA, EL BOTIJO EN SU MANOS.
Y EL AGUA QUE ACARICIARA.- ¿FUI COBARDE O SIMPLEMENTE- NIÑO EN AQUEL INSTANTE. SOLO SE QUE LA BRISA- MOVÍA LOS ZARZALES-SOLO SE QUE YE MIRABA Y PENSÉ EN ACARICIARTE.
En la tarde o al amanecer... (lo sabía) botijo en mano, descendías la empinada cuesta, y cuando no el botijo un monumental cántaro sujeto sobre tu cadera. Te viera bajar, por la senda estrecha desde mi escondite. Tus pasos eran menudos y firmes. A medida que te acercabas, podía distinguir tus ojos, que sin saber porqué se me antojaban bellos. Tu rostro, castigado por el sol, también me pareciera bello, al igual que tus cabellos, que se escapaban, de un coqueto sombrero de paja. Te acercabas, Los pájaros, a tu paso, volaban de árbol en árbol o se escabullían entre la maleza cerca de donde yo me encontraba.
Tiempo atrás, nos habíamos encontrado en la fuente. Aquel día tuve el valor de decirte: "Quiero ser tu amigo". callaste pero me brindaste una sonrisa. Te ayudé a sacar el cántaro de la piedra lisa, y me ofrecí a llevarlo. Te diste cuenta de mi torpeza, y, lo colocaste con habilidad sobre tu cadera.. Te acompañe un trecho. Te dije (creo) que habías crecido... que eras muy guapa. Me sorprendí, de aquella mi valentía, Luego nos separamos... De eso hace mucho tiempo.
Días después (no estaba allí por casualidad) te esperé: te esperé oculto entre la maleza. Me sentí cobarde, mientras llenabas el botijo, lo posabas en el bode de la fuente y tus manos jugaban con el fresco líquido. Hubiese querido sen el agua. Estabas sentada sobre el borde de la fuente, Un ligero viento, movía tu vestido, mostrándome, tus piernas de mujer. No se explicar lo que sentí, solo se que mi mirada fuera de allí a tus senos crecidos. me invadió una especie de contento, pues en mi cuerpo, sentí una sensación nueva: una sensación electrizante... ¿que sabía yo, de tensas carnes? ¿que me decía aquella sensación prohibida, que me atraía. No sabía nada, pero si que me invitaba a el deseo de tomar tus manos, de acariciar tu cabello y tu cuerpo todo, que imaginaba, desde mi escondite, despojado de toda su ropa junto a el mío. Tomaste una piedra (este gesto me pareció de chiquilla) y la arrojasta al zarzal, Yo (cobarde de mi) penetraba en tu intimidad.
Nunca lo supiste. Nunca has sabido que me invacio una especie de rabia cuando te perdiste senda arriba. Nunca supiste de mis deseos de acariciarte Nunca sabrás que te esperé otras veces desde mi escondite. que te viera jugar con el agua. que me sentía cobarde.
Nunca has sabido que comencé a escuchar desde aquel día, el murmullos de los pajaros, de los arroyos, de la fuente, ni que en algunas noches, y bajo estrellas brillantes, ensaye, para ti mis primeros versos.
LIBERTAD.
Y EL AGUA QUE ACARICIARA.- ¿FUI COBARDE O SIMPLEMENTE- NIÑO EN AQUEL INSTANTE. SOLO SE QUE LA BRISA- MOVÍA LOS ZARZALES-SOLO SE QUE YE MIRABA Y PENSÉ EN ACARICIARTE.
En la tarde o al amanecer... (lo sabía) botijo en mano, descendías la empinada cuesta, y cuando no el botijo un monumental cántaro sujeto sobre tu cadera. Te viera bajar, por la senda estrecha desde mi escondite. Tus pasos eran menudos y firmes. A medida que te acercabas, podía distinguir tus ojos, que sin saber porqué se me antojaban bellos. Tu rostro, castigado por el sol, también me pareciera bello, al igual que tus cabellos, que se escapaban, de un coqueto sombrero de paja. Te acercabas, Los pájaros, a tu paso, volaban de árbol en árbol o se escabullían entre la maleza cerca de donde yo me encontraba.
Tiempo atrás, nos habíamos encontrado en la fuente. Aquel día tuve el valor de decirte: "Quiero ser tu amigo". callaste pero me brindaste una sonrisa. Te ayudé a sacar el cántaro de la piedra lisa, y me ofrecí a llevarlo. Te diste cuenta de mi torpeza, y, lo colocaste con habilidad sobre tu cadera.. Te acompañe un trecho. Te dije (creo) que habías crecido... que eras muy guapa. Me sorprendí, de aquella mi valentía, Luego nos separamos... De eso hace mucho tiempo.
Días después (no estaba allí por casualidad) te esperé: te esperé oculto entre la maleza. Me sentí cobarde, mientras llenabas el botijo, lo posabas en el bode de la fuente y tus manos jugaban con el fresco líquido. Hubiese querido sen el agua. Estabas sentada sobre el borde de la fuente, Un ligero viento, movía tu vestido, mostrándome, tus piernas de mujer. No se explicar lo que sentí, solo se que mi mirada fuera de allí a tus senos crecidos. me invadió una especie de contento, pues en mi cuerpo, sentí una sensación nueva: una sensación electrizante... ¿que sabía yo, de tensas carnes? ¿que me decía aquella sensación prohibida, que me atraía. No sabía nada, pero si que me invitaba a el deseo de tomar tus manos, de acariciar tu cabello y tu cuerpo todo, que imaginaba, desde mi escondite, despojado de toda su ropa junto a el mío. Tomaste una piedra (este gesto me pareció de chiquilla) y la arrojasta al zarzal, Yo (cobarde de mi) penetraba en tu intimidad.
Nunca lo supiste. Nunca has sabido que me invacio una especie de rabia cuando te perdiste senda arriba. Nunca supiste de mis deseos de acariciarte Nunca sabrás que te esperé otras veces desde mi escondite. que te viera jugar con el agua. que me sentía cobarde.
Nunca has sabido que comencé a escuchar desde aquel día, el murmullos de los pajaros, de los arroyos, de la fuente, ni que en algunas noches, y bajo estrellas brillantes, ensaye, para ti mis primeros versos.
LIBERTAD.
Buen día Libertad, los achuchones al pequeño se los doy hasta por partida doble, ahora como le decía el otro día a mi hijo cuando comentó “me lo comería” y le dije quiera Dios que de mayor no te pese no haberlo comido jejeje, esperemos crezca y se haga un hombre de bien. Ya veo que Maxi y tú cerrasteis anoche y encima hoy saliste inspirado, antes de nada, lo primero fue copiar y ya lo tengo guardado, es que si me paro a leer, corro es riesgo de olvidarme, por tanto es lo primero que hago, guardar y ya ahora, con la calma que requiere leo y disfruto lo que tienes a bien regalarnos cada día. Un abrazo y que tengas un buen día.
