PUERTOLLANO: Libertad, ya veo que combates con la palabra, pues...

(CONTINUACIÓN)

! Vaya, vaya!- decía el anciano- En medio de la noche, en el centro de una tormenta, de la locura humana, vosotros y yo... un viejo que en sus últimos días, le han reservado, una agonía mas.
Y en su lucidez, salpicado de humor continuó:
-Uno de los que llaman facha, de un lado, y un rojillo por otro, y a su lado, dando buena cuenta de un melón, un viejo cascarrabias, que hace bien poco decía haberlo visto "too"... por lo tanto, amigos, como yo soy neutral, cuando os deis de bofetadas, pensad al menos, que este viejo, le gusta pasear en sus recuerdos, por el valle donde nació. Mi consejos sería de que allá arriba, cuando dejéis de se amigos, apuntéis para otro lado. Yo les diría, también a vuestros jefes, que se den de golpes ellos mismos. que soluciones, los problemas, con la palabra, y no queriendo por la fuerza imponer ideas. ¿Vosotros entendéis algo? ¿En que sois diferentes? Solo os habéis convertido, en una maquina con sentimientos, para el capricho de unos "señores".

En un apretón de manos, y alguna lágrima... en la noche, los tres hombres, se fueron, cada uno por sulados... acuestas sus sentimientos y su miedo.
Siguieron tres días y tres noches de calma. Tres noches, a destripar un melón, charlando de mil cosas, al pie de aquella cabaña. Tres hombres que hablaron de los suyos, de noticias, que llegaban, de calamidades, de calor y de frío, de gemidos de heridos. entre el ruido de maquinas. de campos destrozados, de ciudades... de gentes, camino de ninguna parte, por carreteras y caminos, acuestas sus enseres; huyendo de la gran locura... niños asustados, niños hambrientos.
A el cuarto día, la relativa paz de el valle se viera turbada de pronto por ruidos... como si el cielo escupiera una fuerza escondida. El abuelo se refugió en las cuevas, entre otras gentes que en la oscuridad, callaban, rezaban o sollozaban. No faltó en el abuelo un pensamiento para los dos muchachos... Tampoco para el hijo, que también a la fuerza fue conducido a algún lugar. Noches enteras, bajo tierra, en la oscuridad, en el miedo a aquellos pájaros de hierro, (como se les decía a los niños)
que buscaban donde lanzar su maldita carga.! Dios!- decía a veces ¿como has podido hacer hombres tan insensatos?
Legó en día, en que los ruidos, dsaparecerían, valle arriba. Maquinas y hombres, se perdieron tras de los chaparrales...
Todo había terminado. Todo había terminado: repetían las gentes. Algunos regresaron... El abuelo supo que su hijo no regresaría jamás. ¿Donde su tumba?
¿Donde llorar?
El abuelo, había perdido su buen humor... pasaba horas y horas en el banco de piedra a la puerta de su casa. Había perdido visión en sus ojos.! Había perdido tantas coas! Había envejecido mucho mas.... pero no había perdido su bondad. Levantó la cabeza que tenía apoyada en sus manos, porque, oyera pasos que se acercaban. La figura era borrosa. Por un momento pensó en el hijo.
-! Hola, señor, buenas tardes!
- ¿Que se le ofrece a el buen hombre?- preguntó el abuelo.
- Que me lleve hasta su melonar- dijo el recién llegado.
Se levantó de un salto, y abrió sus brazos. El otro también le apretó en los suyos con fuerza, mientra el viejo, tratando de disimular sus lágrimas decía.
-Vaya, vaya, pero si es el simpático rojillo. Y poniendo sus arrugadas manos sobre el recién llegado, preguntó:
- ¿Vienes solo?
Ambos callaron...
Los dos pensaban lo mismo.
LIBERTAD,

Libertad, una preciosa historia ésta EN EL MELONAR. Sabio el abuelo. Para reflexionar seriamente…

Un abrazo, amigo.

! Hola! ¿Que tal? Solo combatir con la palabra; botas de que crecen desde siglos: espadas que segaron las flores de mis prados, y me apagaron muchas lunas. Servirá de bien poco, pues mientras las gentes miren para otro lado, nacerán niños que caminarán descalzos.
Que pases lo mejo posible el resto de la tarde... aunque tal vez pienses como yo en este momento, que me gimen los hombres que gimen descalzos, caminando en el frío
LIBERTAD.

Libertad, ya veo que combates con la palabra, pues difícilmente pueden expresarse mejor unos sentimientos: “BOTAS que crecen desde siglos: espadas que segaron las flores de mis prados, y me apagaron muchas lunas…”. Me sorprendes, Juan… y me estremeces… ¡Ojala tuviera tal imaginación para explicar lo que siento!..

¡Cuan verdad es que la poesía dice precisamente eso que el lenguaje común es incapaz de decir!...

Que las musas te sigan acompañando.


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