Libertad, el poema a que me refería es LAS NANAS DE LA CEBOLLA de Miguel Hernández.
“Miguel Hernández. fue condenado a muerte tras la Guerra Civil, y trasladado y mortificado de cárcel en cárcel por varias provincias españoles. El interés de algunos conocidos pudo evitar el pelotón de fusilamiento, pero no pudo impedir una muerte prematura en 1942, en la prisión de Alicante. Las Nanas de la cebolla surgen a partir de una carta de su esposa, Josefina Manresa: le cuenta que el hambre y la penuria le obligan a comer excesiva cebolla y que el hijo de ambos, en vez de leche se amamanta con zumo de cebolla. Emocionado, Miguel Hernández contesta esta carta con los amargos versos que toda una generación cantó junto a Joan Manuel Serrat”. (J. Calles/B. Bermejo).
NANAS DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en lunas,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
riete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Riete tanto
que en el alma, al oirte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el parpado,
y el niño como nunca
coloreado.
¡Cuanto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
El poema en la voz de Serrat:
http://www. youtube. com/watch? v=7ojbwIjbal4&feature=related
Serrat también cantó varios poemas suyos. Como Elegía a la muerte de su amigo Ramón Sijé, y éste otro que, seguro, te verás identificado en él:
http://www. youtube. com/watch? v=IgAT0jwnVzA&feature=related
Le llamaban “el poeta de la revolución”…
“Miguel Hernández. fue condenado a muerte tras la Guerra Civil, y trasladado y mortificado de cárcel en cárcel por varias provincias españoles. El interés de algunos conocidos pudo evitar el pelotón de fusilamiento, pero no pudo impedir una muerte prematura en 1942, en la prisión de Alicante. Las Nanas de la cebolla surgen a partir de una carta de su esposa, Josefina Manresa: le cuenta que el hambre y la penuria le obligan a comer excesiva cebolla y que el hijo de ambos, en vez de leche se amamanta con zumo de cebolla. Emocionado, Miguel Hernández contesta esta carta con los amargos versos que toda una generación cantó junto a Joan Manuel Serrat”. (J. Calles/B. Bermejo).
NANAS DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en lunas,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
riete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Riete tanto
que en el alma, al oirte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el parpado,
y el niño como nunca
coloreado.
¡Cuanto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
El poema en la voz de Serrat:
http://www. youtube. com/watch? v=7ojbwIjbal4&feature=related
Serrat también cantó varios poemas suyos. Como Elegía a la muerte de su amigo Ramón Sijé, y éste otro que, seguro, te verás identificado en él:
http://www. youtube. com/watch? v=IgAT0jwnVzA&feature=related
Le llamaban “el poeta de la revolución”…