Bajo la Luna y las estrellas. había caminados horas y horas de la noche, por las callejas de luces mortecinas. Solo, completamente solo y con el pensamiento de aquella, mujer, joven, casi una niña; dulce y hermosa. Era la hermana de la novia de un amigo. Pensando en el día siguiente, me refugié en la pensión, en la que habitualmente, dormía los fines de semana; en mis viajes al cercano Madrid.
Sucedió que mi amigo, había convenido, que fuéramos los cuatro; hasta el, no muy lejano Río Henares. Ellos querían estar solos, y solos nos quedamos Aurora y yo. Aurora, era la hermana de la novia de mi amigo... muy joven y muy hermosa. Caminamos río arriba, entre los árboles. El viento movía les copas de estos. caminamos mucho rato callados, Dije:
- ¿Sabes que eres muy bonita, muy niña, pero muy dulce?
Nos habíamos sentado y mirabas las aguas de el río, que murmuraba en el vado. El viento, borraba, a veces con sus ráfagas aquel rumor. Me tendí en la hierba, cara al cielo, casi ignorándote. Tu a mi lado, y tus hermosos cabellos rozo mi cara volviéndome a la realidad: a mi lado tenía una mujer joven y hermosa.
-! Si, eres muy bonita! -repetí, sin atreverme a mirarte de frente. ¿que temía? Me estaba preguntando. Como si adivinaras, la lucha conmigo mismo, (ya tendidos sobre la hierba) te apretaste a mi: despertaste, lo que momentos antes no había querido.
-Tengo deseos de besarte- murmuré.
-! Y yo!- fue tu respuesta, casi antes de que yo acabara de pronunciar aquellas palabras, que inundarían con el resplandor del amor y deseo aquel instante. sentía tu cuerpo junto al mio, sin temor, y sin limites... es lo que me pareció en ese instante mismo, en que tus piernas desnudas, las sentía apretadas a las mías. Pensé no debería ir mas lejos: eras solo una amiga: la hermana de mis amigos, y yo me tenia que marchar al día siguiente. Pero tu alimentabas, sumisa mi pasión, y los deseos de caminar en tu cuerpo, por sus senderos ignorados, me vencía.
Tengo deseos de besarte. Habían dicho nuestras bocas, que ahora callaban hablando de amor: buscándose, hasta lo mas profundo en un acto, infinito y desesperado, como queriendo, poseer cuanto el instante nos ofrecía. Fue un duro pero hermoso combate, bajo los árboles y su húmeda espesura. El viento murmuraba, y yo le puse luz al viento, mientras me apretaba a ti... no quería hacerte daño: yo me marchaba al día siguiente- me repetía. Quisiera que el viento, no tuviera voz y si colores, para en el dibujarte, y en su murmullo; alcanzar el final hacia donde me empuja... Murmuré tu cuerpo buscando, se estaba pronunciado, al igual que el mío. Leí en tu rostro: tristeza, gozo y dolor, pero proseguíamos en la lucha hacia el fruto de el amor. Besos largos y mas besos, y... unas lágrimas que yo bese, mientras sentía tus senos altivos sobre mi pecho. mientras mi mano acariciaba la suavidad de tu piel... mientras el deseo me abrasaba. Mientras este la conducía hasta tu mas escondido rincón... allí donde el dios de amor lucía su corona...
- ¿Donde estáis, chicos?
Eran voces de los otros, quienes desde la espesura, rompieron el hechizo.
Regresamos a la ciudad. Ellos querían estar solo. Tu propusiste ir a bailar. Yo te dije que aceptaba, pero que era algo que no, tenía por costumbre. Nos perdimos entre la multitud, atocha arriba, hasta aquella plaza, y entramos en el local.
Música lenta: Música de los colores como la que dibujé en el viento, en la orilla del río, nos envolvió.
! Quiero que me beses!- escuché de tus labios, pegados a mi oído.
Mas vientos de colores. mas lunas de amor encendidas...
Soy un imposible-Te dije- Tus lagrimas las sentí en mi cara.
-No me importa...! No me importa, de que te vayas!.. esperaré lo que haga falta. te esperaré.
! Vamos! dije y cogimos un taxi hasta la afuera de la ciudad. Durante el trayecto el viento de el destino me repetía:! Otro viaje, otro maldito viaje...
Se que voy a sufrir_ me decías junto a la tapia cercana a donde residías.
Y lloraste largamente. Y bese tus lágrimas que conservé conmigo y... aún me duelen, igual que me dolió aquel último abrazo... que no volvió a repetirse... Aurora, nunca mas.
LIBERTAD,
Sucedió que mi amigo, había convenido, que fuéramos los cuatro; hasta el, no muy lejano Río Henares. Ellos querían estar solos, y solos nos quedamos Aurora y yo. Aurora, era la hermana de la novia de mi amigo... muy joven y muy hermosa. Caminamos río arriba, entre los árboles. El viento movía les copas de estos. caminamos mucho rato callados, Dije:
- ¿Sabes que eres muy bonita, muy niña, pero muy dulce?
Nos habíamos sentado y mirabas las aguas de el río, que murmuraba en el vado. El viento, borraba, a veces con sus ráfagas aquel rumor. Me tendí en la hierba, cara al cielo, casi ignorándote. Tu a mi lado, y tus hermosos cabellos rozo mi cara volviéndome a la realidad: a mi lado tenía una mujer joven y hermosa.
-! Si, eres muy bonita! -repetí, sin atreverme a mirarte de frente. ¿que temía? Me estaba preguntando. Como si adivinaras, la lucha conmigo mismo, (ya tendidos sobre la hierba) te apretaste a mi: despertaste, lo que momentos antes no había querido.
-Tengo deseos de besarte- murmuré.
-! Y yo!- fue tu respuesta, casi antes de que yo acabara de pronunciar aquellas palabras, que inundarían con el resplandor del amor y deseo aquel instante. sentía tu cuerpo junto al mio, sin temor, y sin limites... es lo que me pareció en ese instante mismo, en que tus piernas desnudas, las sentía apretadas a las mías. Pensé no debería ir mas lejos: eras solo una amiga: la hermana de mis amigos, y yo me tenia que marchar al día siguiente. Pero tu alimentabas, sumisa mi pasión, y los deseos de caminar en tu cuerpo, por sus senderos ignorados, me vencía.
Tengo deseos de besarte. Habían dicho nuestras bocas, que ahora callaban hablando de amor: buscándose, hasta lo mas profundo en un acto, infinito y desesperado, como queriendo, poseer cuanto el instante nos ofrecía. Fue un duro pero hermoso combate, bajo los árboles y su húmeda espesura. El viento murmuraba, y yo le puse luz al viento, mientras me apretaba a ti... no quería hacerte daño: yo me marchaba al día siguiente- me repetía. Quisiera que el viento, no tuviera voz y si colores, para en el dibujarte, y en su murmullo; alcanzar el final hacia donde me empuja... Murmuré tu cuerpo buscando, se estaba pronunciado, al igual que el mío. Leí en tu rostro: tristeza, gozo y dolor, pero proseguíamos en la lucha hacia el fruto de el amor. Besos largos y mas besos, y... unas lágrimas que yo bese, mientras sentía tus senos altivos sobre mi pecho. mientras mi mano acariciaba la suavidad de tu piel... mientras el deseo me abrasaba. Mientras este la conducía hasta tu mas escondido rincón... allí donde el dios de amor lucía su corona...
- ¿Donde estáis, chicos?
Eran voces de los otros, quienes desde la espesura, rompieron el hechizo.
Regresamos a la ciudad. Ellos querían estar solo. Tu propusiste ir a bailar. Yo te dije que aceptaba, pero que era algo que no, tenía por costumbre. Nos perdimos entre la multitud, atocha arriba, hasta aquella plaza, y entramos en el local.
Música lenta: Música de los colores como la que dibujé en el viento, en la orilla del río, nos envolvió.
! Quiero que me beses!- escuché de tus labios, pegados a mi oído.
Mas vientos de colores. mas lunas de amor encendidas...
Soy un imposible-Te dije- Tus lagrimas las sentí en mi cara.
-No me importa...! No me importa, de que te vayas!.. esperaré lo que haga falta. te esperaré.
! Vamos! dije y cogimos un taxi hasta la afuera de la ciudad. Durante el trayecto el viento de el destino me repetía:! Otro viaje, otro maldito viaje...
Se que voy a sufrir_ me decías junto a la tapia cercana a donde residías.
Y lloraste largamente. Y bese tus lágrimas que conservé conmigo y... aún me duelen, igual que me dolió aquel último abrazo... que no volvió a repetirse... Aurora, nunca mas.
LIBERTAD,
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