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PUERTOLLANO: Y tome la rosa en mis manos...

Y tome la rosa en mis manos
y hable con ella
y la acaricie despacio.
Era un día como hoy:
un día lejano, en una hermosa primavera.
Estabas sola:
sola tu y yo, en aquel bar ruidoso
en aquellas mesas
de el rincón...
Solos los dos.
Solos en nuestra triste existencia.
Lo supimos al instante...
mismo, fue una mirada tuya,
habladora y traviesa.
Fueron tus labios
quienes miraron mi tristeza.
¿Fueron mis ojos, que que generosos
escrutaban tu existencia...?
Lo supimos, después
cuando cogidos de la mano,
caminamos en silencio
por las calles de la ciudad,
tuya,
mía nuestra.
Lo supimos luego
cuando florecieron rosas
en un lecho de amor
una noche entera...

Borraste mi soledad.
Borré aquella noche tu tristeza.
LIBERTAD.