¿En que piensas abuelito?
Había entrado entra la nieta en el salón, y, al abuelo le sobresaltó la pregunta; por eso respondió:
- Estoy pensando el la lluvia y en el frío de esta tarde, en que se nos fastidió el paseo.
- ¿Y porque en la lluvia?: la lluvia es molesta, nos priva de ir al parque y allí jugar con mis amigos. No tenía que llover nunca. Tampoco me gusta el frío-había dicho la niña.
- ¿Y que vamos ha hacer esta tarde, abuelo? ¿Porque no me cuentas un cuento?
-Pues mira... pienso que no, que tengo primero, que mirar a través de la ventana y tras ella, en medio de la lluvia y el frío; poner mi mirada en el mundo. La luvia es molesta como tu dices, pero sin embargo sin ella, no habría agua, y sin agua, no habría flores, ni comida ni nada...
-Pues si es así abuelo, no me importa, quedarme, hoy en casa, pero me tienes que prometer que me contarás un cuento.
-No, hoy no pequeña: mañana tal vez en el parque, te lo cuento... lo tengo aquí escrito para ti -señalaba de su mano su frente- lo tengo aquí dentro, para escribirlo, después para todos los niños y mayores de el mundo. Pero ahora, vete a tu habitación y juega a niño, yo estaba jugando a personas mayores, que se supone, piensan. Y si no has hecho los deberes que te dijo mamá,! ale, manos a la obra! Mama se pondrá muy contenta, y yo también... mañana me dirás hasta donde sabes contar, y me repetirás, los días de la semana y los mese como el otro día, ¿De acuerdo? Y. dentro de poco, cuando sepas leer, te regalaré este cuento y así te lo apliques cuando tengas que mirar al mundo de frente.
La niña no entendía que quería decir el abuelo, por eso antes de retirarse dijo:
-Está bien abuelo, pero debes prometerme, que luego iras a ven mis dibujos.
! Está bien!! Esta bien! Te prometo que iré a ver tus dibujos, pero el cuento te lo guardaré para cuando ya seas una mujercita.
U el abuelo se quedó solo en la tarde lluviosa. necesitaba la soledad, (esa soledad interumpida) para pensar.
<Y la lluvia golpea los cristales. Y la lluvia, riega los campos: se decía. Y la lluvia, dibuja rayas irregulares sobre el cristal... escribiendo. Y el abuelo lee, los que aquellas gotas escriben Pero el viento, en ráfagas frías se estrella contra los cristales. El viento es como una queja de otras muchas en el frío del mundo: en las miserias de los hombres. Y una huella y otra, que el viento borra de sus ráfagas, pero que escribe de nuevo:
Huellas que dejan huella... mas allá de la ventana con el silencioso abrazo de el paro, que apreéta, de su cruel ironía a muchos hogares. Y se imagina hombres, derramados ayer en el tajo, y hoy vacilando en tristezas. Y piensa en ese alguien o algo, que a él le ha elegido. Y se derrama, entre otros en mil amos de tristezas.
! Alguien ha golpeado mi sudor- se dice- y repite el viento, en sus gemidos, las frases de muchos hombres golpeadas. mientras acusa. Y anda y se desanda en lo andado.
Y la lluvia. Y el viento. Y el frío de siempre dibujan la enredadera glacial, mas allá de la ventana. se le antojan candelabros apagados. Brazos creadores, hoy maltratados. Respiran la tristeza de un crepúsculo, porque les han arrebatado las espigas. Se han burlado de su sudor quienes apenas sudan. Sus manos creadoras se han desprendido, de los callos brillantes de pasadas jornadas... tras unas migajas.! No no somos estatuas, que no sienten!! No somos estatuas a adorar mientras aramos el mundo.! No temblaréis mi verdad! Se Que no escucharéis mi voz: la voz que os ha alimentado; la voz que os ha procurado, vestidos nuevos y lujosas moradas. La voz de mi razón pisoteada os acusa. La voz que rompes desde tus banquetes a mis costa.>
¿Todavía estas en la ventana abuelito?. Mama dice que todo esta dispuesto para cenar. Y... escucha, ya se contar mucho: uno, dos, tres, y ya paso dos números hasta lo menos treienta.
Y agarrando la mano del abuelo, le reconduce hasta la mesa.
Uno, dos... miles- de mesas, miles de niños: miles de hombres
desde cualquier lugar,, rezan su particular rezo.
LIBERTAD.
Había entrado entra la nieta en el salón, y, al abuelo le sobresaltó la pregunta; por eso respondió:
- Estoy pensando el la lluvia y en el frío de esta tarde, en que se nos fastidió el paseo.
- ¿Y porque en la lluvia?: la lluvia es molesta, nos priva de ir al parque y allí jugar con mis amigos. No tenía que llover nunca. Tampoco me gusta el frío-había dicho la niña.
- ¿Y que vamos ha hacer esta tarde, abuelo? ¿Porque no me cuentas un cuento?
-Pues mira... pienso que no, que tengo primero, que mirar a través de la ventana y tras ella, en medio de la lluvia y el frío; poner mi mirada en el mundo. La luvia es molesta como tu dices, pero sin embargo sin ella, no habría agua, y sin agua, no habría flores, ni comida ni nada...
-Pues si es así abuelo, no me importa, quedarme, hoy en casa, pero me tienes que prometer que me contarás un cuento.
-No, hoy no pequeña: mañana tal vez en el parque, te lo cuento... lo tengo aquí escrito para ti -señalaba de su mano su frente- lo tengo aquí dentro, para escribirlo, después para todos los niños y mayores de el mundo. Pero ahora, vete a tu habitación y juega a niño, yo estaba jugando a personas mayores, que se supone, piensan. Y si no has hecho los deberes que te dijo mamá,! ale, manos a la obra! Mama se pondrá muy contenta, y yo también... mañana me dirás hasta donde sabes contar, y me repetirás, los días de la semana y los mese como el otro día, ¿De acuerdo? Y. dentro de poco, cuando sepas leer, te regalaré este cuento y así te lo apliques cuando tengas que mirar al mundo de frente.
La niña no entendía que quería decir el abuelo, por eso antes de retirarse dijo:
-Está bien abuelo, pero debes prometerme, que luego iras a ven mis dibujos.
! Está bien!! Esta bien! Te prometo que iré a ver tus dibujos, pero el cuento te lo guardaré para cuando ya seas una mujercita.
U el abuelo se quedó solo en la tarde lluviosa. necesitaba la soledad, (esa soledad interumpida) para pensar.
<Y la lluvia golpea los cristales. Y la lluvia, riega los campos: se decía. Y la lluvia, dibuja rayas irregulares sobre el cristal... escribiendo. Y el abuelo lee, los que aquellas gotas escriben Pero el viento, en ráfagas frías se estrella contra los cristales. El viento es como una queja de otras muchas en el frío del mundo: en las miserias de los hombres. Y una huella y otra, que el viento borra de sus ráfagas, pero que escribe de nuevo:
Huellas que dejan huella... mas allá de la ventana con el silencioso abrazo de el paro, que apreéta, de su cruel ironía a muchos hogares. Y se imagina hombres, derramados ayer en el tajo, y hoy vacilando en tristezas. Y piensa en ese alguien o algo, que a él le ha elegido. Y se derrama, entre otros en mil amos de tristezas.
! Alguien ha golpeado mi sudor- se dice- y repite el viento, en sus gemidos, las frases de muchos hombres golpeadas. mientras acusa. Y anda y se desanda en lo andado.
Y la lluvia. Y el viento. Y el frío de siempre dibujan la enredadera glacial, mas allá de la ventana. se le antojan candelabros apagados. Brazos creadores, hoy maltratados. Respiran la tristeza de un crepúsculo, porque les han arrebatado las espigas. Se han burlado de su sudor quienes apenas sudan. Sus manos creadoras se han desprendido, de los callos brillantes de pasadas jornadas... tras unas migajas.! No no somos estatuas, que no sienten!! No somos estatuas a adorar mientras aramos el mundo.! No temblaréis mi verdad! Se Que no escucharéis mi voz: la voz que os ha alimentado; la voz que os ha procurado, vestidos nuevos y lujosas moradas. La voz de mi razón pisoteada os acusa. La voz que rompes desde tus banquetes a mis costa.>
¿Todavía estas en la ventana abuelito?. Mama dice que todo esta dispuesto para cenar. Y... escucha, ya se contar mucho: uno, dos, tres, y ya paso dos números hasta lo menos treienta.
Y agarrando la mano del abuelo, le reconduce hasta la mesa.
Uno, dos... miles- de mesas, miles de niños: miles de hombres
desde cualquier lugar,, rezan su particular rezo.
LIBERTAD.