Andaba yo por aquí ayer, cuando alguien entró, y una vez el saludo de rigor, comenté, algo sobre las personas mas inocentes: y las escenas de dolor que se muestra de Äfrica u otros lugares. Cuando estas imágenes aparecen, estas vergüenza, uno piensa, el los desmanes, de algunos políticos, y otros que no lo son, y que llenan bien sus bolsas, de lo que a millones les falta; y me digo: este mudo está lleno, de tiranos... supuestamente mucho tiempo consentidos., ya se llamen presidentes ya se llamen deportistas, o banqueros barrigudos, que en un tropel de ejecutimos se reparten suculentos pasteles.
En esta estaba, y lo dije a mi manera.
! QUE EMPEÑO!...
! Que empeño en arrojar al olvido
cruel, a la senda yerma,
entre abrojos y ortigas
a millares de niños
que solo esperarían un beso en la mejilla!
Empeño en sembrar enrrarecidos
vientos, apagar estrellas.
destrozar rosas y lirios.
Se podría cosechar una sementera
de hombres felices y erguidos
enamorados de la siembra.
Que empeño en llamar amigo
a quienes destruyen primaveras...
y sembrar, y sembrar caminos
de palabras huecas
y mil hombres malheridos
cayendo de bruces por praderas maltrechas.
De su estupidez, en su frío,
en sus vanas promesas;
crecen cementerios en cualquier camino
en cualquier cuneta...
! No! No podré llamar a migo
aquel que pisotea flores bellas.
¿Porque no sembrar cielos azules
en parque y praderas?
Locos: sois unos locos pestilentes
ajenos a las bellas sementeras:
rematadamente locos e inconscientes
en vuestro afán de cavar trincheras.
Unos locos pisoteando amaneceres
kllenando la tierra de flores muertas...
largos inviernos de nieve,
alambradas, muros y cadenas.
¿No veis como niños se caen
por los suelos, de hambre?
¿No os da pena?
libertad.
En esta estaba, y lo dije a mi manera.
! QUE EMPEÑO!...
! Que empeño en arrojar al olvido
cruel, a la senda yerma,
entre abrojos y ortigas
a millares de niños
que solo esperarían un beso en la mejilla!
Empeño en sembrar enrrarecidos
vientos, apagar estrellas.
destrozar rosas y lirios.
Se podría cosechar una sementera
de hombres felices y erguidos
enamorados de la siembra.
Que empeño en llamar amigo
a quienes destruyen primaveras...
y sembrar, y sembrar caminos
de palabras huecas
y mil hombres malheridos
cayendo de bruces por praderas maltrechas.
De su estupidez, en su frío,
en sus vanas promesas;
crecen cementerios en cualquier camino
en cualquier cuneta...
! No! No podré llamar a migo
aquel que pisotea flores bellas.
¿Porque no sembrar cielos azules
en parque y praderas?
Locos: sois unos locos pestilentes
ajenos a las bellas sementeras:
rematadamente locos e inconscientes
en vuestro afán de cavar trincheras.
Unos locos pisoteando amaneceres
kllenando la tierra de flores muertas...
largos inviernos de nieve,
alambradas, muros y cadenas.
¿No veis como niños se caen
por los suelos, de hambre?
¿No os da pena?
libertad.