La verdad MARÍA, es que los peques lo pasaron bomba. Una veintena de enanos, con sus respectivos padres y un
castillo inchable hicieron de la tarde, unos momentos muy bonitos. Menos mal al castillo, pues los peques eran todos de cinco para abajo. Ya te puedes hacer una idea. No habia forma de cansarlos.
Nos comimos una
paella, muy rica y disfrutamos de un gran día.
Un abrazo