Estoy madrugador
volando vivo al recuerdo que recuerdo.
otros, mezcla de olvido
se quedaron en los brazos del tiempo.
Hoy ni murallas, ni sombras
caprichosas, enterrarán aquello
que se asoma en las brumas
calientes de aquel viento.
Fueron auras, y mil besos de arena
pegados a su cuerpo:
suspiros de sirena.
Fueron besos salados:
diminutos luceros
que apagaban mis labios
en multitud de besos.
Y ella quita, quieta,
en recodos del tiempo.
gozaba de la arena
que apartaba mis dedos
de su cuerpo caliente
para besarle luego.
Que ninfa, que sirena
allí en aquel poniente,
tan cerca de las olas.
Que senos palpitando.
Que curvas, que tersura...
que cuerpo suplicando
atrevidas dulzuras,
de amor galopante.
! Que hermosa tortura
nos abrazó en la tarde!
! Que lampara encendida
larga, desafiante,
que milagro, que dicha,
que ternuras
que instantes...
de brazos enredados
de abrazos galopantes.
libertad.
Bueno: soy a veces amigo de las madrugadas- las madrugadas, muchas veces, despertaron mi ternura- y ayer a lo que parece, confundí nombres, en vuestro amanecer de hoy, en vuestro despertar en este nuevo día, es mi saludo para TODOS
El poderoso recuerdo, me invita muchas veces, a escarbar recuerdos y mientras estos van llegando, confundo montes con trigales, en cualquier caso poco importa a quien nombre, si af de cuentas, los versos reaparecidos, son gritos muy lejanos. Son resureción de campos y hermosos racimos de lo que fueran viñas...
Es el rostro de esta madrugada: el rostro de una mañana muy niña.
Abrazos y feliz semana.
volando vivo al recuerdo que recuerdo.
otros, mezcla de olvido
se quedaron en los brazos del tiempo.
Hoy ni murallas, ni sombras
caprichosas, enterrarán aquello
que se asoma en las brumas
calientes de aquel viento.
Fueron auras, y mil besos de arena
pegados a su cuerpo:
suspiros de sirena.
Fueron besos salados:
diminutos luceros
que apagaban mis labios
en multitud de besos.
Y ella quita, quieta,
en recodos del tiempo.
gozaba de la arena
que apartaba mis dedos
de su cuerpo caliente
para besarle luego.
Que ninfa, que sirena
allí en aquel poniente,
tan cerca de las olas.
Que senos palpitando.
Que curvas, que tersura...
que cuerpo suplicando
atrevidas dulzuras,
de amor galopante.
! Que hermosa tortura
nos abrazó en la tarde!
! Que lampara encendida
larga, desafiante,
que milagro, que dicha,
que ternuras
que instantes...
de brazos enredados
de abrazos galopantes.
libertad.
Bueno: soy a veces amigo de las madrugadas- las madrugadas, muchas veces, despertaron mi ternura- y ayer a lo que parece, confundí nombres, en vuestro amanecer de hoy, en vuestro despertar en este nuevo día, es mi saludo para TODOS
El poderoso recuerdo, me invita muchas veces, a escarbar recuerdos y mientras estos van llegando, confundo montes con trigales, en cualquier caso poco importa a quien nombre, si af de cuentas, los versos reaparecidos, son gritos muy lejanos. Son resureción de campos y hermosos racimos de lo que fueran viñas...
Es el rostro de esta madrugada: el rostro de una mañana muy niña.
Abrazos y feliz semana.
