PUERTOLLANO: ! Ah Cubero, las trevedes! Olvidé las trevedes (de...

Todos guardaban silencio: Uno de esos silencios, que los niños no entienden has pasados años.
El abuelo era un hombre rudo, de pocas palabras y muy amante del campo. Aunque en los días que se desarrolla esta historia, no se visitaban iglesias, los curas habían sido perseguidos, y alguno se atrevía a decir, no entender el porque, si se decía del abuelo, que él su tierra y nada mas. Y que el cura del pueblo no lograba, sacarle de esas ideas suyas. Siempre apuraba al mximo la luz del día. Cuando los hombres se marcharon, tomaría el arado, y se decía que un día fallarían del todos sus ya torpes piernas. Es por esto que gruñía, a veces desde su estatura y de su mal genio, gesticulando y diciendo:
-A mi solo me convence platicar con la tierra "qu'es" la que me da una hogaza de pan. La abuela le decía:
- ¿Como vienes tan tarde?,
Siempre era así
Un día ya noche, no regresó, Muy de mañana había marchado, con un pan de los grandes en su macuto, y un buen trozo de tocino... a arrancar los garbanzos-dijo-
Su hermano, a visado por su cuñada, se acercó hasta el tajo, donde sabía había sembrado los garbanzos, y allí encontró a su hermano, recostado en la encina...
- Pensaba regresar al atardecer.-Dijo- Lueju dijo al hermano: ¿Sabes? Esta mano, creo que la tengo jodida, me falla y mira como me tiembla. Tengo dificultades para liar un cigarrilo.
Regresaron, después de cargar los garbanzos y a partir de ese día, aquella mano le empezó a temblar de tal manera, que, el protagonista de esta historia, aprendería a liar los cigarrillos del abuelo,
Pero regresemos, a aquel día que la nevada, habí alcanzado ya al menos veinte centimetros.
-Valentín: ¿Podrias enseñar a leer al pequeño?- había dicho la abuela.
-Un poco dificil, respondió su cuñado. tambien hombre de pocas palabras.
-No estaría demas que lo intentaras. A fin de cuentas no hace tantos años que tu has aprendido... gracias a aquellos voluntarios que venían de la capital...
-No hagas caso a tu cuñada. Siempre nos hemos apañado. Y tu veras hermano para que te sirve. vamos a darle a la plaita, y durante la nevada, un serón nuevo, que eso si que es necesario.
Y los dos hermanos salieron de nuevo al portal.
Y madre hija y el nieto, al lado de lalumbre. a trabes lo que la madre leía, soñaron con montañas cubiertas de nieve, conde gentes sencillas, tomaban un tazón de leche, y el amo de un perro, se miraban y se hablaban en la soledad.
Algunos copos de nieve entraban por la gran chimenea y morían en las brasas en un "siiis" leve, como si suspiraran.
Cesó la lectura. la mabre entregó el libro a su hijo, y con una horquilla de las que sujetaban su largo pelo negro, que siempre llevaba recogido, hurgó en la mecha del candík que avivó su llama. Solo había una bombilla, en toda la casa. Esta estaba el la sala del piso de arriba. En la "otra casa", no había aún luz electrica...
-La abuela, después, de remover la brasas, y colocaren puchero encima de ellas, añadir agua, colocar el ollero, para evitar que el puchero se incliaara a un lado o el otro; se dedicaría a darle a la rueca.
La madre atareada con el jersey, había tomado medida de una manga a tío valentín. Para el niño no había pasado desapercibido, que la manga no se correspondía con su brazo. además -pensó que el tenía yn gersey nuevo ademas del que llevaba puesto.
A, E, Y, O, U,: Había dicho tío Valentín. Otro día te enseñaré como formar alguna palabra.
Mientras esto decía, pasaba su áspera mano por los cabellos alborotados, del nieto de su hermano, en un gesto cariñoso. Los hermanos reran muy diferentes, en casi todo. Mucho mas hábil el abuelo en trenzar la pleita, y si Hábil el hermano en tejer la soga de distinto guesór, por lo que cuando el niño, se reunió con ellos, le pidió que machacara el esparto, que cocido de antemano, y machacado, adquiría suavidad. Se hacían sogas y hatillos. Estos servían para atar la mies. Las sogas, mucho mas gruesas; para diferentes menesteres... Etre otros, para sujetar los haces en las amugas.
Como se diera cuenta Tío Valentín que el muchado tenía frío. le dijo que cogiera un poco de leña, y preparara esta para un buen alegrón
Las dos mujeres charlavan y dejaron de hacerlo, cuando irrumpió el pequeño, lo que no impidió que el niño escuchara las últimas palabras de su madre...
-Quiero que esté terminado por si viene otra vez. Sus hermanos están por Teruel, y el otro día en la tienda se comenttó que por all. i se mueren de frío.
Vendría... vendría del el otro lado de las montañas, AQUEL: AQUEL del que tenía el recuerdo de que le había pinchado la cara con su barba... mojada...
! Que inviernos mas glaciales, y como en el recuerdo aún chorrean tristezas!...
Seguramente hubiera escrito, el niño de nuestra historia, aquellos día en que su empeño era saber leer.
(libertad)

Buenos días AMIGO Libertad, si me gusto la anterior parte pues esta no menos, bellos y tiernos recuerdos de aquellos años de escasee, aquel abuelo empeñado en que para abrirse paso en la vida no era necesario mas que saber trabajar la tierra que era la que daba de comer, la abuela queriendo que el nieto supiera leer, seguro que ya suponía que con ello este algún día tanto la recordaría y dejaría constancia escrita de ello, pero sobre todo aquella mujer, hija, esposa y madre que teje el jersey pensando en que el destinatario esta próximo a llegar y traería frío en las entrañas por tantas noches expuesto a las inclemencias del tiempo, pero sobre todo por estar lejos del hogar.

Venga chavalin cuídate y sigue escarbando en esos recuerdos, ya sabes que recordar es volver a vivir…recuerdos a Paloma de estos jóvenes del norte..

! Hola Cubero! La verdad es que si supiera dibujar, pintaría aquel cuadro: Cazos y sartenes, a la entrada, a la derecha, una repisa con otros muchos utensilios de cocina, una tosca pila de fregar: como única luz un candil colgado de un clavo de herrero (hbía dos herreros en el pueblo) hacia la izquierda, una gran chimenea con yna especie de repisa negra del humo, y otras mucas mas cosas. Se me olvidó que a veces, saltaban chispas sibre el vellón de lana y olía socarrina.
Todo un cuadro.
Seguiremos, seguiremos, con los recuerdos acuestas: alforja triste y alegre.
Venga abrazos.

Hay AMIGO Juan, dices que no sabes dibujar, pero con tus explicaciones es fácil hacerse una idea del lugar y el, orden de lo que allí había.

Muy cerca de Puertollano, en La Alameda se llama el lugar, pues en ese pueblo tenia mi madre una tía y la hija de esta, pues muchos días he estado contemplando el fuego en el suelo y el candil colgado, aquella extrebedes donde se apoyaba el puchero de la comida y aquella gran chimenea para que tirase el humo hacia el exterior….

No te quepa dudas de que a veces es bueno rebuscar en las alforjas algún recuerdo que nos permita ver de donde venimos….

! Ah Cubero, las trevedes! Olvidé las trevedes (de adorno tenía unas en la casa en cantabría y desapareció. Hasta una antigua romana.
Las trevedes, y los a las llares, que era una cadena colgando de la chimenea, donde se colgaba, el gran caldero de cobre, donde se cocían las morcillas.
Espero no olvidar esto.
Abrazos.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Buenos días AMIGO Libertad, de aquellos tiempos aun hay en casa el caldero, esta guardado conócelo por mi madre y como dice ella, mientras viva estará colgado donde lo dejo mi padre, después será para mi hermana, ella desde siempre lo ha querido y no seré yo quien le porfíe.

Ya en su día me traje el famoso hocino que usábamos para cortar la retama y hacernos la cama para dormir en la noche campestre mi padre y yo, tambien algún “chozo” hicimos gracias a el cuando de poner la red para los pájaros ... (ver texto completo)


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