! Que seas bienvenido-a, amigo-a, a este nuestro foro!
De hecho, y como, entendía que los versos expuestos esta mañana, tenían alma he entrado en el tema, y a boli he trazado, lo que se me ha dictado, en el revoloteo de algunas musas. justo he subido a este mi rincón para pasar a limpio, y guardar por, en mi opinión, considerar aceptable.
Ya te he dado la bienvenida, ahora me atrevo a preguntar: ¿quien eres? Y no lo tomes como una intromisión... he leído tus versos, y calculo que algo tienes que decir, desde ese campo. Tal, difieran en algo en lo de esta mañana, pero no en lo esencial.
NO SE DONDE... ESTOY
No sabía hacia que poniente caminaba
anudado a un ocasos atardecido.
si se, rodaba por recuerdos amanecidos
en lunas, ciertamente muy apagadas.
Andaba yo buscado, navegando y encontraba
en el cruce de muy antiguos caminos
murmullos de auras, y muy claros suspiros
que bien quisiera a mi rincón se acercaran.
Aún se hacía grito en mi arañada garganta,
Tu voy niña, tímida, entre azulados lirios:
allí donde ambos latiéramos al unesimo
en una tarde de amor, larga y acompasada.
Fuiste dulce, mujer: tibia de brisa y empapada
del rumor del viento, suave, junto al río:
dócil y juguetona, luminosa en el aura del estío,
que, aquella tarde, a mi joven sangre madrugaba.
Fuiste aquello, dormido que de pronto despertaba,
en el nudo de mis brazos y brisa de el praderío...
En mutuo impulso, se buscaron, tus labios y los míos,
y, dulcemente, largamente, se dijeron que se amaban.
Recuerdo bien lo que nuestros labios se contaban
al compás, de tus senos, tibios, muy crecidos...
Y tus suspiros, mujer, y tus prolongados suspiros,
tan crecidos, que también mi pecho suspiraba.
Bien recuerdo como amaneció la madrugada,
y, que respirando tu aliento, sentí frío...
Ese frío de poniente, ese frío hacia el olvido,
de aquel sol: hacia otro,, en promesas traicionadas.
J. M. (libertad)
! Que paséis una feliz tarde! Me dispongo a pedaleár.
De hecho, y como, entendía que los versos expuestos esta mañana, tenían alma he entrado en el tema, y a boli he trazado, lo que se me ha dictado, en el revoloteo de algunas musas. justo he subido a este mi rincón para pasar a limpio, y guardar por, en mi opinión, considerar aceptable.
Ya te he dado la bienvenida, ahora me atrevo a preguntar: ¿quien eres? Y no lo tomes como una intromisión... he leído tus versos, y calculo que algo tienes que decir, desde ese campo. Tal, difieran en algo en lo de esta mañana, pero no en lo esencial.
NO SE DONDE... ESTOY
No sabía hacia que poniente caminaba
anudado a un ocasos atardecido.
si se, rodaba por recuerdos amanecidos
en lunas, ciertamente muy apagadas.
Andaba yo buscado, navegando y encontraba
en el cruce de muy antiguos caminos
murmullos de auras, y muy claros suspiros
que bien quisiera a mi rincón se acercaran.
Aún se hacía grito en mi arañada garganta,
Tu voy niña, tímida, entre azulados lirios:
allí donde ambos latiéramos al unesimo
en una tarde de amor, larga y acompasada.
Fuiste dulce, mujer: tibia de brisa y empapada
del rumor del viento, suave, junto al río:
dócil y juguetona, luminosa en el aura del estío,
que, aquella tarde, a mi joven sangre madrugaba.
Fuiste aquello, dormido que de pronto despertaba,
en el nudo de mis brazos y brisa de el praderío...
En mutuo impulso, se buscaron, tus labios y los míos,
y, dulcemente, largamente, se dijeron que se amaban.
Recuerdo bien lo que nuestros labios se contaban
al compás, de tus senos, tibios, muy crecidos...
Y tus suspiros, mujer, y tus prolongados suspiros,
tan crecidos, que también mi pecho suspiraba.
Bien recuerdo como amaneció la madrugada,
y, que respirando tu aliento, sentí frío...
Ese frío de poniente, ese frío hacia el olvido,
de aquel sol: hacia otro,, en promesas traicionadas.
J. M. (libertad)
! Que paséis una feliz tarde! Me dispongo a pedaleár.
Ya veo que las musas, el aura y las lunas apagadas volvieron a visitarte, pues aqui esta la prueba de ello, esos versos terminados, bonitos versos, por tanto espero que las musas sigan acompañandote cada dia y cada noche
Besos
Besos