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PUERTOLLANO: Mis amigos: Vengo de empaparme de esa brisa de sana...

Mis amigos: Vengo de empaparme de esa brisa de sana alegría que os rodea, de la que no os quepa duda participo desde el silencio. Fui joven y sabéis de mis historias de joven, y mi modo de acostarme en las nostalgias.
Como yo tengo, i particular carnaval, que se desarrolla a diario en un lugar cualquier; vaya, pues mi relato sin ánimo de aguar la fiesta a nadie. Se dice que os tengo abandonados, los que estáis en posesión de mi correo; bien sabéis que no. Hoy voy a empaparme- ya lo digo- en el Carnavál de todos los días.

Hoy no puedo abrazarme a lo triste y alegre de otros años, tratar, de iniciarme en las lides del amor, en azorado y tímido chiquillo, que no se atreve decirle a la moza que pasa a su lado..."es muy hermosa,, is ojos van tras de los suyos, su risa alegre me cautiva, y quisiera, de ella aunque solo fuera el contacto de su mano, y de su tibieza sacar valor para pronunciar luego, muy cerca: palabras bonitas.! No! Hoy, esta historia,-real como la vida misma,- que se da muy cerca, y pasa desapercibida, por unos y vivida en el silencio por otros, quiero brindarla a todos vosotros, en la espera de que no seáis nunca el protagonista principal.

<<< Hoy no puedo imaginar ni altas y bellas montañas, ni valles donde cantal ruiseñores, ni tan siquiera recoger sencillas alegrías... a contarme. Si trasladarme a algún lugar: donde el llanto callado, donde las últimas esperansas, se vén día a día desmoronarse.
La historia es larga: toda una vida, cuesta arriba, por caminos pedragosos. TAL VEZ, NUESTRO PROTAGONISTA se alimentó de cuentos hermosos que propiciaron una aureola de fantasías, imaginando, mas allá de su primer horizonte, otro, en un mundo de amor. Tal vez de sus abuelos, esté en el recuerdo, de historias bonitas, que hoy apenas se cuentan: Historias, de ALLÁ, de un pueblo de las inmensas llanuras castellanas, al amor de la lumbre, en los largos inviernos, viendo a cada mañana, como duros besos de escarcha, brillan en los campos. Tal vez hayan preferido esos "cuentos" tristes adornarles de primavera para que los nietos sonría...
Esta es la historia, de un hombre, recorriendo, caminos, la humilde atada al hombro, colmada, de escasas alegrías, y sí en su ocaso, portar con gran pesar, inimaginables lágrimas.
"Son los últimos días de un mes de Noviembre. Ñas lluvias se han retrasado. Nuestro hombre se asoma a la ventana: es su quehacer de todos los días... solo le que da un pedazo de cielo a mirar. Hoy lo ocultan las nubes y una lluvia tenaz golpea los cristales de su ventana; empujada por el viento. Vive a solo unos kilómetros de la ciudad, en un hermoso chalet, que ELLA y EL habían adquirido, tiempo atrás, para ellos y en su día, para la única hija, no sin gran sacrificio..."
Estoy solo: solo como nunca lo he estado- dice el hombre y continúa- solo he inmovilizado en una silla de ruedas: ELLA se fué hace algún tiempo. Hoy me alimento de las esperanza de reunirme con ELLA. Mi hija se casó con un empresario de poca monta, y por la mala gestión de su negocio: fracasó; se dio al alcohol. Mi hija se vio en la necesidad de trabajar. El pasa casi todo el día fuera, alimentando sus vicios a costa de mi pensión y del sueldo de mi hija. Después de una larga temporada en el hospital, he regresado a casa; las relaciones han empeorado. La mirada al futuro, me niega esperanzas. Largos días, yo y mi perro. que a veces me mira y suelta tristes gemidos, cuando, se acerca a mi tristeza. A veces fija sus ojos en los míos, cuando se me escapa alguna lágrima... Yo y mi perro que "me habla" De mi yerno ni tan siquiera una atención para tan noble animal."
Sonó la puerta: era la hija! Hola papá! Una leve caricia, Hoy está mas nerviosa que de costumbre. Estoy arrastrándo mi silla hacia la ventana, cuando un portazo, quebró el pesado silencio en el salón... Al mismo tiempo, cesaron los ruidos en la cocina...
! Todavía no has puesto la comida!- Gritaba el yerno... para mí ni un saludo, ni una sola palabra...
Estas reflexiones fueron interrumpidas por gritos de ambos ¿que hacer? Me dirigí a mi alcoba. Luego cayo sobe la casa un silencio largo y pasado. Olvidaron la cena. olvidaron todo. Yo no contaba para nada. Esta ciega-se digo para si y añadió:! que ciego es el amor!! Que diferente con ELLA, con mi mujer, siempre, desde nuestra estancia en la Europa Rica, con nuestra maleta de sacrificios a cuestas, pero portadora de ilusiones..,
Unos golpes a la puerta. Mi perro movía la cola y me miraba como siempre... había pasado la noche en vela-
! Papa, el desayuno! Su tono era alegre. Coduje mi silla hasta la mesa: allí estaba el glotón... portador de su irónica sonrisa. Lo noté menos huraño. En mi hija había desaparecido su nerviosismo. De pié, al lado de su marido: Algo me van a pedir. Acaricié al parro que frotaba su cabeza contra mi rodilla...
Papá, hemos pensado, que el chalet se podría vender y con eso-una breve pausa- Con eso podríamos reabrir el negocio... por el momento, nosotros. alquilaríamos un piso modesto y tu... en una residencia estarías cuidado...
Las palabras de mi hija, caín como un látigo que me golpeara. Se me clavaban. apenas podía creer lo que oia, pese a que sabía de sus artimañas. Movía mi silla hacia adelante y hacia atrás. Mi pero se colocó frente ami: me estaba diciendo. lo que dijo mi grito, que retumbó en el salón:
! No!
Hoy, solo: mas solo que nunca, solo con Ella. pensando en ella y en mi perro, fieles para siempre.
JUAN MONEDERO.