Se me olvidó decir, que al subir a mi casa, veo a Calixto con sus cigarro en la boca y hacia un lado. Esta en su puerta. Todo tránquilo. Algún novio que vuelve de dejar a su pareja. De pronto se oyen unas explosiones fuertes. Vienen de las entrañas de la tierra de nuestro pueblo. Te viene a la memoria... ¿quién estará ahora ahí abajo?. Serían mineros con dinamita preparando el derrumbe para otro día buscar el plomo. Sigo andando y el aroma del campo me llega sano y sin contaminar. Mañana la Rivilla llega temprano... a dormir. Así era algunas veces la noche en Diógenes.