RECUERDOS DE NUESTRA ROMERÍA. NOS VIENE BIEN EN ESTOS DIAS...
1ª Parte.
Cada paso de los vecinos de Diógenes cuenta con la guía de la Virgen de las Minas. Esa complicidad y ese cariño, que desbordaba cada año, cuando los diogeneros/as ascendían hasta la ermita de la patrona, está en mis recuerdos.
Por eso, ese domingo de mayo, no faltaban a su cita con la mayor ilusión, el máximo fervor y también por que no…pasarlo bien, junto a vecinos, amigos y familiares (ese día era mágico para los jóvenes y mayores). Desde primera hora de la mañana se enfilaban los pocos kms que había entre la Iglesia y la ermita del pozo nº4, para, sobre las 12 horas asistir a la ceremonia religiosa que oficiaba el párroco del momento (D. José Jímenez, D. Luis Gallego u otros anteriores) acompañados por los monaguillos de turno y Juan Antonio Castillejo Molinillo con la guitarra, haciendo coro con los asistentes. Son momentos de verdadera devoción, de recogimiento, de rezo en unísono…es un momento especial.
Devotos, simpatizantes, pequeños ataviados de trajes típicos, jóvenes y como no, la música romera de los Luengo y el Tornero…a veces el Francés, desfilan abriendo camino (por el Manzano). Allí iba la Virgen de las Minas, que subida en su trono floreado y arreglado por las mujeres del pueblo, nos observa y nos da su bendición.
Los sentimientos se traducen en palabras, gritos a la Virgen, alabanzas acompañadas de VIVAS (recordemos a la maestra Dª María). En las gentes se vive una emoción especial. Hay personas devotas que hacen el camino descalzas…hay que cumplir la promesa. Un clamor silencioso de peticiones, o una acción de gracias por lo concedido en ese año. Otros piden volver el año próximo y tener suerte en la mina…eso era lo más grande de todo “TENER SUERTE EN LA MINA”...”Virgencita cuida de mi marido o de mi padre minero” todo con alguna lágrima callada.
Un silencio se hace en la explanada al dar el cura la bendición final de la misa y ese silencio se rompe con un VIVA LA VIRGEN DE LAS MINAS” que nos saca de nuestro pensamiento íntimo y da por finalizado el acto religioso. Rápido… a prepararse para el resto del día…los estadales… dicen los directivos…la luz, el sonido, todo en orden…el chiringuito de Torralbo. Empieza a sonar la música del Trío Luengo…hasta otra paisanos. Un abrazo a tdoos. Apolonio Daimi
1ª Parte.
Cada paso de los vecinos de Diógenes cuenta con la guía de la Virgen de las Minas. Esa complicidad y ese cariño, que desbordaba cada año, cuando los diogeneros/as ascendían hasta la ermita de la patrona, está en mis recuerdos.
Por eso, ese domingo de mayo, no faltaban a su cita con la mayor ilusión, el máximo fervor y también por que no…pasarlo bien, junto a vecinos, amigos y familiares (ese día era mágico para los jóvenes y mayores). Desde primera hora de la mañana se enfilaban los pocos kms que había entre la Iglesia y la ermita del pozo nº4, para, sobre las 12 horas asistir a la ceremonia religiosa que oficiaba el párroco del momento (D. José Jímenez, D. Luis Gallego u otros anteriores) acompañados por los monaguillos de turno y Juan Antonio Castillejo Molinillo con la guitarra, haciendo coro con los asistentes. Son momentos de verdadera devoción, de recogimiento, de rezo en unísono…es un momento especial.
Devotos, simpatizantes, pequeños ataviados de trajes típicos, jóvenes y como no, la música romera de los Luengo y el Tornero…a veces el Francés, desfilan abriendo camino (por el Manzano). Allí iba la Virgen de las Minas, que subida en su trono floreado y arreglado por las mujeres del pueblo, nos observa y nos da su bendición.
Los sentimientos se traducen en palabras, gritos a la Virgen, alabanzas acompañadas de VIVAS (recordemos a la maestra Dª María). En las gentes se vive una emoción especial. Hay personas devotas que hacen el camino descalzas…hay que cumplir la promesa. Un clamor silencioso de peticiones, o una acción de gracias por lo concedido en ese año. Otros piden volver el año próximo y tener suerte en la mina…eso era lo más grande de todo “TENER SUERTE EN LA MINA”...”Virgencita cuida de mi marido o de mi padre minero” todo con alguna lágrima callada.
Un silencio se hace en la explanada al dar el cura la bendición final de la misa y ese silencio se rompe con un VIVA LA VIRGEN DE LAS MINAS” que nos saca de nuestro pensamiento íntimo y da por finalizado el acto religioso. Rápido… a prepararse para el resto del día…los estadales… dicen los directivos…la luz, el sonido, todo en orden…el chiringuito de Torralbo. Empieza a sonar la música del Trío Luengo…hasta otra paisanos. Un abrazo a tdoos. Apolonio Daimi
APO, que bonitos relatos haces.