HOMENAJE A CARLOS -2025-
"Si me buscáis, buscadme // por los campos yermos de la tierra mía // allá, donde ayer ondeaban trigos y cebadas // y hoy están poblados de aluderos y ortigas"
¡Cómo pasa el tiempo, Carlos! Hace 14 años de tu partida y parece que fue ayer, nuestra generación empieza a ubicarse en el otoño de la vida, hemos vivido ya más años que los que nos quedan por vivir, el Ecuador del recorrido lo hemos dejado atrás y ahora comenzamos a sentir el vértigo del descenso, que es duro, pero nos toca continuar luchando contra las adversidades, siempre portando esa gran mochila de recuerdos y añoranzas que nos Dan la fuerza que necesitamos y albergando en el corazón y la memoria todo lo que hemos ido perdiendo por el camino.
Este año he vuelto a divisar los paisajes del pasado, modificados ya por el hombre o el tiempo, vistos con otros ojos, los de la madurez, cansados, apagados y tristes, esos ojos que delatan el paso y el peso de los años, también he paseado por los mismos senderos de ayer, apenas transitados hoy, desdibujados y cegados por la maleza en muchos de sus tramos, los caminos también desaparecen como las personas, dejan de ser y se pierden entre la frondosidad del monte. He recorrido también nuestras calles y me he encontrado con personas desconocidas, rostros y nombres distintos y con personas que han cambiado tanto que apenas reconozco, he llegado a sentirme como un intruso, un extraño en aquellos escenarios que en el pasado fueros tan nuestros, pero la vida sigue, las generaciones se suceden, todo va cambiando, personas y paisajes, pero siempre queda algo palpitante en el corazón y la memoria, son retazos de nuestra historia, ese mundo de recuerdos que tienen la gran capacidad de hacer vivir por siempre.
Recordándote un año más
SABAS
"Si me buscáis, buscadme // por los campos yermos de la tierra mía // allá, donde ayer ondeaban trigos y cebadas // y hoy están poblados de aluderos y ortigas"
¡Cómo pasa el tiempo, Carlos! Hace 14 años de tu partida y parece que fue ayer, nuestra generación empieza a ubicarse en el otoño de la vida, hemos vivido ya más años que los que nos quedan por vivir, el Ecuador del recorrido lo hemos dejado atrás y ahora comenzamos a sentir el vértigo del descenso, que es duro, pero nos toca continuar luchando contra las adversidades, siempre portando esa gran mochila de recuerdos y añoranzas que nos Dan la fuerza que necesitamos y albergando en el corazón y la memoria todo lo que hemos ido perdiendo por el camino.
Este año he vuelto a divisar los paisajes del pasado, modificados ya por el hombre o el tiempo, vistos con otros ojos, los de la madurez, cansados, apagados y tristes, esos ojos que delatan el paso y el peso de los años, también he paseado por los mismos senderos de ayer, apenas transitados hoy, desdibujados y cegados por la maleza en muchos de sus tramos, los caminos también desaparecen como las personas, dejan de ser y se pierden entre la frondosidad del monte. He recorrido también nuestras calles y me he encontrado con personas desconocidas, rostros y nombres distintos y con personas que han cambiado tanto que apenas reconozco, he llegado a sentirme como un intruso, un extraño en aquellos escenarios que en el pasado fueros tan nuestros, pero la vida sigue, las generaciones se suceden, todo va cambiando, personas y paisajes, pero siempre queda algo palpitante en el corazón y la memoria, son retazos de nuestra historia, ese mundo de recuerdos que tienen la gran capacidad de hacer vivir por siempre.
Recordándote un año más
SABAS
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