Aquel día salí corriendo de la escuela, me estaba esperando mi abuela con un bocadillo de salchichón, lo cogí sin apenas mirarla y subí sin parar la cuesta hacia la Virgen de la Paz.
Al lado de la ermita estaba mi abuelo, trillando, dando vueltas y vueltas, con la mula y el trillo. Paró de repente y sin mediar una palabra me subí al trillo y continué de la misma manera. Durante todo el tiempo estuve dando las gracias a mi virgen de la Paz, por ser de un pueblo como Corral de Calatrava, aquella noche no pude dormir. ¡Que podría decir yo del corral!
Al lado de la ermita estaba mi abuelo, trillando, dando vueltas y vueltas, con la mula y el trillo. Paró de repente y sin mediar una palabra me subí al trillo y continué de la misma manera. Durante todo el tiempo estuve dando las gracias a mi virgen de la Paz, por ser de un pueblo como Corral de Calatrava, aquella noche no pude dormir. ¡Que podría decir yo del corral!