Vale la pena pasearse, en cualquiera de estos días de
primavera, por el
camino que lleva a la lagunilla . La
Cruz, bien merece una genuflexión antes de seguir, acompañado de vez en cuando por el eco rotundo del AVE a su paso, hasta el
viaducto que atraviesala
vía. A su paso, esa gran máquina furiosa y desbocada que es el AVE, te hace empequeñecer. El camino continúa flanqueado por un hermoso
olivar, rebosante ahora de esquimo,hasta llegar a la lagunilla, por supuesto, seca. Pero me han dicho que
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