Hoy, noble pueblo de Calzada, he sentido en lo profundo de mi alma las imágenes de vuestros bellos lugares.
Me habéis invitado en el foro de Aldea y a través del correo electrónico a participar en vuestro foro.
Quiero que sepáis que vuestro pueblo me resulta entrañable. Allí no he conocido el sufrimiento que experimenté en Aldea (de hecho ningún sufrimiento), y mil buenos recuerdos del pueblo del Salvador del Mundo me acuden a la imaginación. Desde vuestro parque de la Reina Sofía se divisa el Convento de Calatrava, tan mimado por vosotros en las épocas de más abandono por parte de los aldeanos. Vuestra Plaza reúne sitios encantadores. Sois gente estupenda, amigos calzadeños. La prosperidad os visita por propios méritos.
Pero mi corazón es humilde, y yo amo mi humilde Aldea, porque he sufrido mucho en sus calles y ahora que estoy lejos de allí, me siento sin hogar. Aldea es el barro de mi espíritu, y en sus campos he oído el trinar de los pájaros y los murmullos del verano.
En el foro de Aldea hay paisanos que me demuestran el afecto que antaño tanto supliqué a Dios que me concediera en mis tiempos de juventud.
Pese a vuestras invitaciones, que agradezco infinito, mis palabras son mi sangre, y mi sangre pertenece a Aldea. Allí me encontraréis siempre que gustéis.
Gracias, noble pueblo de Calzada.
Vuestro siempre.
El jardinero de las nubes.
Me habéis invitado en el foro de Aldea y a través del correo electrónico a participar en vuestro foro.
Quiero que sepáis que vuestro pueblo me resulta entrañable. Allí no he conocido el sufrimiento que experimenté en Aldea (de hecho ningún sufrimiento), y mil buenos recuerdos del pueblo del Salvador del Mundo me acuden a la imaginación. Desde vuestro parque de la Reina Sofía se divisa el Convento de Calatrava, tan mimado por vosotros en las épocas de más abandono por parte de los aldeanos. Vuestra Plaza reúne sitios encantadores. Sois gente estupenda, amigos calzadeños. La prosperidad os visita por propios méritos.
Pero mi corazón es humilde, y yo amo mi humilde Aldea, porque he sufrido mucho en sus calles y ahora que estoy lejos de allí, me siento sin hogar. Aldea es el barro de mi espíritu, y en sus campos he oído el trinar de los pájaros y los murmullos del verano.
En el foro de Aldea hay paisanos que me demuestran el afecto que antaño tanto supliqué a Dios que me concediera en mis tiempos de juventud.
Pese a vuestras invitaciones, que agradezco infinito, mis palabras son mi sangre, y mi sangre pertenece a Aldea. Allí me encontraréis siempre que gustéis.
Gracias, noble pueblo de Calzada.
Vuestro siempre.
El jardinero de las nubes.