YO, si soy hijo de Brazatortas. Siento verdadera pena por el empeño que en su día mostramos todos y sobre todo el ayuntamiento local, por querer poner nombre a la calle en que nació, el famoso dramaturgo Antonio Gala, máxime cuando el negó la evidencia. Brazatortas, no necesita de personas que no se sienten identificadas con sus raices. Para ser ella misma estamos aquellos que nos enorgullecemos de esta tierra que nos vió nacer, que es parte de nuestra identidad, a la que amamos y llevamos dentro. Mi pueblo tiene y siente a sus gentes, ha dado hijos capaces de percibir valores, que dan fé, de su sabiduría y sentimientos más profundos. No necesitamos salir en las noticias ni sabernos famosos. Nos identificamos de forma auténtica y leal con nuestro linaje y convicciones, añoramos a esta tierra que es la nuestra. Encerramos conocimientos, que en raras ocasiones exteriorizamos, que dicen y van más allá de ideas simplistas, codificadas por una sociedad, actualmente mecanizada y dirigida.