Proseguía don Quijote en el asesoramiento a San-cho de cómo debía gobernar la pen-ínsula que él había ofrecido a San-cho, al que decía con el encantamiento de las ordenes de caballería, amarga silla te doy San-cho, si yo Alonso Quijano el Bueno, no te informaras que en tu forma de gobierno, primero con encanto elegirás una profesión para que sea el sustento y mantenimiento de a lo largo de tu vida para ganarte el pan que te comas como buen señor gobernador de la pen-ínsula que te entrego, acatarás los dioses del buen gobierno del libro de la Orden de Caballería que dice: (escritos judíos) a los que tendrás que poner nombre y con el sustento que ello te proporcione vivirás como gobernador de la pen-ínsula.