Biciclista: Había en los años 60-70 varias clases de biciclistas o paisanos que se manejban para desplazarse con el artilugio de dos ruedas y pedales.
- los más sofisticados que correspondían al cartero, a los ferroviarios y a la guardia civil, eran bicicletas cuyo equipamiento disponían de faro delantero y trasero, guardabarros, timbre de aviso, algún distintivo, transportín para usos varios y revisiones ITV pasadas.
- los de chavales que veníamos de la capital y traíamos bicis diminutas, no habituales en la región, por lo que chocaba su uso. Llevaban todas las protecciones de la época y un par de banderines (normalmente del Real Madrid y de España).
- los de los muchachos en general del pueblo, aunque había excepciones, que tenían por bicicleta un cuadro con dos ruedas, o lo que quedaba de éllas y un manillar, cada uno de su padre y de su madre (de las bicicletas me refiero). La situación de emergencia o simple parada de estos artilugios, al no disponer de frenos, se llevaba a cabo con la suela de la zapatilla del conductor sobre las ruedas, delantera o trasera, hasta desgastarla. Normalmente, este medio de transporte era usado a veces no sólo por uno, sino por dos, tres y hasta cuatro pasajeros (en la barra del cuadro, en el manillar, en las palomillas, y en el propio sillín o reposaculos al uso del que dispusiera). El timbre que gastaba era el silbido o grito del biciclista.
Cartucho.
- los más sofisticados que correspondían al cartero, a los ferroviarios y a la guardia civil, eran bicicletas cuyo equipamiento disponían de faro delantero y trasero, guardabarros, timbre de aviso, algún distintivo, transportín para usos varios y revisiones ITV pasadas.
- los de chavales que veníamos de la capital y traíamos bicis diminutas, no habituales en la región, por lo que chocaba su uso. Llevaban todas las protecciones de la época y un par de banderines (normalmente del Real Madrid y de España).
- los de los muchachos en general del pueblo, aunque había excepciones, que tenían por bicicleta un cuadro con dos ruedas, o lo que quedaba de éllas y un manillar, cada uno de su padre y de su madre (de las bicicletas me refiero). La situación de emergencia o simple parada de estos artilugios, al no disponer de frenos, se llevaba a cabo con la suela de la zapatilla del conductor sobre las ruedas, delantera o trasera, hasta desgastarla. Normalmente, este medio de transporte era usado a veces no sólo por uno, sino por dos, tres y hasta cuatro pasajeros (en la barra del cuadro, en el manillar, en las palomillas, y en el propio sillín o reposaculos al uso del que dispusiera). El timbre que gastaba era el silbido o grito del biciclista.
Cartucho.