Antes de subir al pueblo se puede visitar el castillo de la época de los Omeya. Es preciso subir su fuerte pendiente, lo que permitía en su tiempo prescindir de foso para acceder al interior. Aunque su primera construcción fue árabe, parece que la definitiva forma poligonal que ahora puede apreciarse se debe al conde D. Álvaro Núñez de Lara. En concreto, son 14 lados que dan forma a un óvalo que mide, según el perímetro de sus murallas. En su interior pueden verse las saeteras, los apoyos empotrados de las desaparecidas vigas y el arco de la puerta principal en muy buen estado de conservación.