Un movimiento migratorio que trajo consigo un desarrollo económico de gran trascendencia en los siglos XII y XIII como consecuencia del comercio –incluso transoceánico- de la lana de las ovejas merinas. Su culminación fue la creación en 1273 de la Mesta, organización gremial de ganaderos trashumantes con enorme poder y privilegios reales. A finales del siglo XIX comienza a vislumbrarse una crisis de la ganadería ovina –y en consecuencia de la actividad trashumante- que se constata definitivamente durante el siglo pasado. Hoy los principales esfuerzos se encaminan por recuperar el importante y rico patrimonio cultural que nos ha dejado esta actividad ganadera y en reivindicar el papel ecológico y medioambiental de las vías pecuarias. Y su reutilización, también, por sus creadores, los pocos trashumantes que quedan. Que no sean en un futuro sólo un camino por el que hacer senderismo.