Aljibe del castillo, ALHAMBRA

En los largos asedios de las fortalezas medievales donde el hambre y la sed eran los peores enemigos de los soldados sitiados, se solían tener reservas de alimentos y agua a buen recaudo, lo que les facilitaba la superviviencia durante meses. El agua de lluvia, no pocas veces, les servía de sustento a estos sacrificados guerreros medievales.
J.