Hoy, día 1 de noviembre, Festividad de Todos los Santos.
Ser santo, p. ej., no es pretender ser un san Juan de la Cruz, una santa Teresa de Jesús, un San Francisco de Asís... y tantos y tantos ejemplos del santoral, no. Sin estar consagrado ni ser religioso se puede acceder a la santidad. Todos, absolutamente todos, creyentes en Cristo o no, podemos ser santos. El camino o llamada a la santidad es, en primer lugar un don, es decir, una iniciativa de Dios, y en segundo, una tarea humana. Dios puso a disposición de Moisés en el Sinaí, también llamado monte Horeb, 10 normas, claras y tajantes, para acceder a su reino, que es el auténtico reino de la santidad.
En el devenir de la vida, que según Aristóteles es como el ir de lo menos perfecto a lo más perfecto, de lo menos cualificado a lo mas, y más aún dentro de la vida civil y laica, es si cabe mucho más difícil acceder a esa santidad, pero es posible. A mí, en lo esencial, que es la fidelidad al mensaje de Jesús, la Iglesia como institución jerárquica me sirve, me garantiza dicha fidelidad; no obstante, en todo aquello que es accesorio e incluso tangencial a la vida cristiana, como que paso de ello, me dice poco o nada.
Un padre o madre de familia que trabaja con honradez, si tiene un puesto de trabajo, que se preocupa por una educación humana, y a ser posible cristiana, de sus hijos, que da valor al ejemplo edificante por mor a nuestra dignidad, que respeta al prójimo, que hace un uso ético y moral del lenguaje ante los demás, sus hijos en primerísimo lugar, que siente un sano temor de Dios, o del Misterio, que hace honor a sus antepasados progenitores, que no hace un mal uso de su libertad, que no desea para los demás lo que rechaza para sí..., y todo ello dentro del contexto de problemas en que vivimos, laborales, económicos, sociales, de envidias y enfrentamientos, de rencores y hasta de odios, de penurias, de enfermedad, y también, como que da temor por estupor decirlo, de muerte digna, aunque difícil... son, serán santos ante Dios.
Pues bien, en honor y recuerdo de todos ellos, quiero poner en el Foro, don Miguel de Unamuno la llama cuarteta, y que según dice en el cap. 4 <Del sentimiento trágico de la vida>, se encontraba rotulada a la entrada del cementerio de Mallona, ya amortizado, de su ciudad natal, Bilbao. Dice así:
Aunque estamos en polvo convertidos,
en ti, Señor, nuestra esperanza fía,
que tornaremos a vivir vestidos
con la carne y la piel que nos cubría.
Pues bien, estimados y amigos foristas, ésta es nuestra fe y nuestra esperanza.
Alter ego.
01.10.08
Ser santo, p. ej., no es pretender ser un san Juan de la Cruz, una santa Teresa de Jesús, un San Francisco de Asís... y tantos y tantos ejemplos del santoral, no. Sin estar consagrado ni ser religioso se puede acceder a la santidad. Todos, absolutamente todos, creyentes en Cristo o no, podemos ser santos. El camino o llamada a la santidad es, en primer lugar un don, es decir, una iniciativa de Dios, y en segundo, una tarea humana. Dios puso a disposición de Moisés en el Sinaí, también llamado monte Horeb, 10 normas, claras y tajantes, para acceder a su reino, que es el auténtico reino de la santidad.
En el devenir de la vida, que según Aristóteles es como el ir de lo menos perfecto a lo más perfecto, de lo menos cualificado a lo mas, y más aún dentro de la vida civil y laica, es si cabe mucho más difícil acceder a esa santidad, pero es posible. A mí, en lo esencial, que es la fidelidad al mensaje de Jesús, la Iglesia como institución jerárquica me sirve, me garantiza dicha fidelidad; no obstante, en todo aquello que es accesorio e incluso tangencial a la vida cristiana, como que paso de ello, me dice poco o nada.
Un padre o madre de familia que trabaja con honradez, si tiene un puesto de trabajo, que se preocupa por una educación humana, y a ser posible cristiana, de sus hijos, que da valor al ejemplo edificante por mor a nuestra dignidad, que respeta al prójimo, que hace un uso ético y moral del lenguaje ante los demás, sus hijos en primerísimo lugar, que siente un sano temor de Dios, o del Misterio, que hace honor a sus antepasados progenitores, que no hace un mal uso de su libertad, que no desea para los demás lo que rechaza para sí..., y todo ello dentro del contexto de problemas en que vivimos, laborales, económicos, sociales, de envidias y enfrentamientos, de rencores y hasta de odios, de penurias, de enfermedad, y también, como que da temor por estupor decirlo, de muerte digna, aunque difícil... son, serán santos ante Dios.
Pues bien, en honor y recuerdo de todos ellos, quiero poner en el Foro, don Miguel de Unamuno la llama cuarteta, y que según dice en el cap. 4 <Del sentimiento trágico de la vida>, se encontraba rotulada a la entrada del cementerio de Mallona, ya amortizado, de su ciudad natal, Bilbao. Dice así:
Aunque estamos en polvo convertidos,
en ti, Señor, nuestra esperanza fía,
que tornaremos a vivir vestidos
con la carne y la piel que nos cubría.
Pues bien, estimados y amigos foristas, ésta es nuestra fe y nuestra esperanza.
Alter ego.
01.10.08