Recuerdo un rayo de sol penetrando por una vidriera de la iglesia. Desde el cielo mi Dios solitario me enviaba señales de su presencia. La dulzura se adueñó de mí en el silencio. Nadie me llamaba de "don" y desde el púlpito nadie ensalzaba mis servicios, destinados a pulir mi ego. Sólo la presencia del Dios de los humildes me daba muestras de que él se acordaba de Aldea y de sus cielos bendecidos. ¿Qué hay más importante que ésto? Una ventana, que bien podría ser la de tu casa o un rincón de los campos..., allí vuestro Dios os espera. Porque él os regaló una primavera esplendorosa, allá por el año 2000, cuando una alfombra de flores cubrió vuestra campiña y volvió a correr el arroyo de la higuera, relegado al olvido por vuestra propia nostalgia.
Aldea, no presumas tanto y ama una pizca más. Vales más que muchas berenjenas o palacios derruidos. Aldea, déjame ser pájaro de tus cielos y tórnate campanario para mi nido.
El jardinero de las nubes.
Aldea, no presumas tanto y ama una pizca más. Vales más que muchas berenjenas o palacios derruidos. Aldea, déjame ser pájaro de tus cielos y tórnate campanario para mi nido.
El jardinero de las nubes.