Dios bendiga a tu padre, dulce aldeana. En pocas palabras has conseguido una de las más bellas definiciones del amor que jamás han pasado por mis ojos. Yo también tuve un padre, y desde las nubes no dejo de llamarle y acordarme de lo bueno que era y de lo mucho que quería a sus hijos. Gracias, aldeana de derecho, mis oraciones van contigo en esta hora difícil.
El jardinero de las nubes.
El jardinero de las nubes.