Hasta setenta veces siete he de perdonar, si hace falta (aunque seguro que yo necesito más todavía el perdón por mi durarero resentimiento), amable aldeana. Gracias por su aliento y concédame su perdón.
Aún recuerdo la campana del ayuntamiento marcando las horas con su rotundo tañido metálico. Al parecer sigue haciéndolo, en enconada competencia con las campanas del más reciente reloj de la iglesia. Es agradable oírlas a medianoche, cuando el pueblo descansa en medio de la otoñada. Y una lágrima de mis ojos quiere confundirse con la lluvia, pues la tristeza me corroe el corazón pero en esta ocasión no es por culpa de aldea. Por tanto un momento bueno en la vida tiene un valor incalculable, aunque sea el frescor de una hoja, un beso de lluvia, un niño sonriendo o un parque solitario.
Aldea, ya no me queda resentimiento, pero no dejes que se me levante de nuevo el coraje si la injusticia vuelve a apoderarse de ti. En cambio, es hermosa tu distancia desde la cueva del alguacil. Pero id con cuidado allí, pues cierto libro sobre flora y fauna del campo de calatrava asegura que las inmediaciones de la cueva es el lugar de la comarca donde más abunda la víbora hispánica, y yo doy fe de ello. Así que... Buenas botas y mucha sensibilidad paisajística.
Un saludo.
El jardinero de las nubes.
Aún recuerdo la campana del ayuntamiento marcando las horas con su rotundo tañido metálico. Al parecer sigue haciéndolo, en enconada competencia con las campanas del más reciente reloj de la iglesia. Es agradable oírlas a medianoche, cuando el pueblo descansa en medio de la otoñada. Y una lágrima de mis ojos quiere confundirse con la lluvia, pues la tristeza me corroe el corazón pero en esta ocasión no es por culpa de aldea. Por tanto un momento bueno en la vida tiene un valor incalculable, aunque sea el frescor de una hoja, un beso de lluvia, un niño sonriendo o un parque solitario.
Aldea, ya no me queda resentimiento, pero no dejes que se me levante de nuevo el coraje si la injusticia vuelve a apoderarse de ti. En cambio, es hermosa tu distancia desde la cueva del alguacil. Pero id con cuidado allí, pues cierto libro sobre flora y fauna del campo de calatrava asegura que las inmediaciones de la cueva es el lugar de la comarca donde más abunda la víbora hispánica, y yo doy fe de ello. Así que... Buenas botas y mucha sensibilidad paisajística.
Un saludo.
El jardinero de las nubes.