He estado algún tiempo fuera, entre los sombraluces del pasaje de Lodares. Dios me envió a cumplir mis responsabilidades lejos de lo que me resulta más querido. Y la lluvia vino a mi encuentro, y sé que de la lluvia no me cabe esperar nada negativo. El otoño es mi época de júbilo porque asimismo mi alma tiene el color del otoño. Estoy habituado a la soledad, pero no me considero misántropo y enemigo del género humano.
Querido amigo del último comentario: desde mis primeras intervenciones en este foro vengo advirtiento que en Aldea alienta una mafia que tiene su origen en cierto clan familiar similar al de los Corleone, y que no aman tanto al pueblo como a su orgullo personal. Hasta pretenden monopolizr al mismo Dios, y se han tomado muy en serio lo de poner la otra mejilla, pero, eso sí, infligiendo ellos las bofetadas. Es una lástima que prospere gente de esa ralea, mejor dicho, que les permitan prosperar.
Y usted, gentil aldeana, ángel bueno. La luz del sol es humilde, pero hace crecer con su impronta la vida de los bosques vírgenes; así son sus palabras en lo profundo de mi alma. Gracias por su amistad, pero las nubes son efímeras y tras las nubes va su jardinero. Mi vida es un rosario de amistades efímeras, por lo que no me atrevo a jurarle amistad eterna... Aun así, usted es artífice de milagros y todavía podría arrancarme la flor de melancolía que nació en mi espíritu. Así que espero que siga alumbrando mi camino.
Y ahora, Aldea, ya se habrán secado tus flores de los Santos y habrán concluido tus novenarios. Pero no me alejes de tu brisa de amor, pues aunque arranquen los rosales de mi tumba, mis huesos recibirán el abrazo de tu tierra suspirada.
El jardinero de las nubes.
Querido amigo del último comentario: desde mis primeras intervenciones en este foro vengo advirtiento que en Aldea alienta una mafia que tiene su origen en cierto clan familiar similar al de los Corleone, y que no aman tanto al pueblo como a su orgullo personal. Hasta pretenden monopolizr al mismo Dios, y se han tomado muy en serio lo de poner la otra mejilla, pero, eso sí, infligiendo ellos las bofetadas. Es una lástima que prospere gente de esa ralea, mejor dicho, que les permitan prosperar.
Y usted, gentil aldeana, ángel bueno. La luz del sol es humilde, pero hace crecer con su impronta la vida de los bosques vírgenes; así son sus palabras en lo profundo de mi alma. Gracias por su amistad, pero las nubes son efímeras y tras las nubes va su jardinero. Mi vida es un rosario de amistades efímeras, por lo que no me atrevo a jurarle amistad eterna... Aun así, usted es artífice de milagros y todavía podría arrancarme la flor de melancolía que nació en mi espíritu. Así que espero que siga alumbrando mi camino.
Y ahora, Aldea, ya se habrán secado tus flores de los Santos y habrán concluido tus novenarios. Pero no me alejes de tu brisa de amor, pues aunque arranquen los rosales de mi tumba, mis huesos recibirán el abrazo de tu tierra suspirada.
El jardinero de las nubes.