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ALDEA DEL REY: La cigüeña anidaba en la ermita cuando mi infancia....

La cigüeña anidaba en la ermita cuando mi infancia. Allí paraba el autobús del "gordo". La Dolores tenía también allí su peluquería. Y por allí se iba al Pilar y a la Higuera. Cuando caían lluvias torrenciales, los charcos semejaban lagos profundos.
Ahora se alza allí la gloria del olivo, y bajo su banco la senectud encuentra dulce acomodo bajo el sol del invierno y el frescor de las madrugadas de estío.
En la lejanía se me vienen a la mente mis días rondando la ermita. Ha cambiado. Han desaparecido los paramentos de hormigón que me permitían espiar desde fuera los oficios del interior, sobre todo en época de novenas. Pero no podré decir que todo tiempo pasado fue mejor. La vida es demasiado breve para detenerse en consideraciones pretéritas.
Es bueno disfrutar del día a día, sin permitir que los recuerdos nos lo impidan.
El jardinero de las nubes.