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ALDEA DEL REY: ¡Qué tremenda es la vida para que una manchega de cuna...

¡Qué tremenda es la vida para que una manchega de cuna se marchase tan lejos!
Por más que mi mirada registra el horizonte no consigo advertir señales de su hogar.
Los paisajes de mi pueblo son muy humildes comparados con los de su hogar.
Yo tampoco puedo oler la jara, que ahora estará en plena floración.
Pienso que estoy cerca de mi pueblo, pero a lo mejor mi lejanía es mayor que la suya.
Gracias por sus ánimos, pero el mundo me necesita muy poco, pues no merece la pena vivir la vida como yo la he vivido, rodeado de océanos de páginas impresas, oculto a los ojos de mis semejantes.
Dios la bendiga a usted.
El jardinero de las nubes.