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ALDEA DEL REY: Yo te busqué, Francisco de Asís. Quería preguntarte,...

Yo te busqué, Francisco de Asís. Quería preguntarte, quería que me indicaras el camino. Una joven lloraba porque para ti había terminado el amor mundano y proyectabas tu mirada a las alturas, buscando el amor celestial.
Escuché tu canto en la pradera, Francisco de Asís, y vi correr la sangre del martirio por tus pies descalzos. ¿Qué tenía esa flor de abril para que tu mirada arrojara chispas como el sol? Era la primera vez que tu corazón puro la contemplaba, y le hallaste parecido con los cabellos de esa joven que por ti lloraba.
Quise abrazarte, Francisco de Asís, y huiste de mis brazos blancos para anegarte en los brazos manchados de ese leproso. Apartaste toda comodidad de tu camino, y te metiste por donde los guijarros eran más curvos y afilados, deseosos de bañarse en la sangre de tus pies. La joven que por ti lloraba iba recogiendo tu sangre heroica en pañuelos perfumados.
Y un día te vi ciego y sin fuerzas para levantarte. Dentro de ti ardía el amor de Dios, y esa joven que una vez por ti llorara amó al Cielo para que tú pudieras amarla.
Y ya no hubo más lágrimas en sus ojos.
Yo te vi, Francisco de Asís, pasearte por las praderas de las nubes, buscando el amor de esa joven que una vez por ti llorara.
El jardinero de las nubes.
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