OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

ALDEA DEL REY: Escucha el canto de la montaña cuya cúspide se inflama...

Escucha el canto de la montaña cuya cúspide se inflama cuando la aurora abre sus ojos dorados. Querida madre, no dejes que el llanto te asedie si descubres que ya no me tienes a tu lado. Es que el vello me ha crecido y la vida me lleva por sus sendas de fati-ga.
Pero son nuestras aquellas tardes de paseo y aquellas ala-medas que daban sombra al cielo; en tu recuerdo vuelven a renacer una y otra vez.
Me sumerjo en la espesura bordeada de flores, y veo tu mi-rada en la superficie de ese estanque de lirios. No sabes tú, amada madre, cuánto te necesito, aunque mi cuerpo haya crecido.
Vuelvo a tenderme sobre la hierba de abril, dejo que mis párpados se entornen y siento tu arrullo lejano, el aliento que tomó forma en mi corazón.
Esto dice el cuento: eclosionó la crisálida, y el ángel de las alas blancas buscó su libertad en la morada de las nubes. Allí sólo encontró la añoranza, y dirigía lánguidas miradas a la rama tierna en la que tuvo lugar su origen.
Y era yo, mamá, que te echaba de menos, que te tenía fuer-temente prendida a mi corazón.
Vuelve a mí o deja que yo vaya a ti. La vida en tus brazos constituye todo mi anhelo.
Mamá, aparece por detrás de la montaña. Ya es la hora del amanecer, y yo te sigo esperando.
El jardinero de las nubes.