Aunque camine por un valle de tinieblas, creeré que la luz me acompaña vaya adonde vaya. No volveré a desconfiar de ti, amado Dios. ¿Qué es la vida sin tu aliento, qué son mis días sin tu alegría?
He descubierto que el mundo me desprecia por hacer vana-gloria de tu amistad. Pero yo sé que tu luz irá conmigo en la dureza de mis sendas y mis pruebas.
En medio de tanta desolación, poniendo en Ti toda mi con-fianza, aún encuentro gotitas de amor en estos páramos en los que tu palabra difícilmente se hace lugar. ¡Y qué poco necesito para se-guir sin desfallecer! Mis risas resuenan aquí y allá aun cuando mis lágrimas sean esperadas.
Nada temo si Tú marchas a mi lado. Ningún sufrimiento, ninguna aflicción puede mancillar este amor que sostiene mi ánimo en este páramo de lástima profunda.
¡Qué poderosa la sonrisa que dimana de Dios!
El jardinero de las nubes.
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He descubierto que el mundo me desprecia por hacer vana-gloria de tu amistad. Pero yo sé que tu luz irá conmigo en la dureza de mis sendas y mis pruebas.
En medio de tanta desolación, poniendo en Ti toda mi con-fianza, aún encuentro gotitas de amor en estos páramos en los que tu palabra difícilmente se hace lugar. ¡Y qué poco necesito para se-guir sin desfallecer! Mis risas resuenan aquí y allá aun cuando mis lágrimas sean esperadas.
Nada temo si Tú marchas a mi lado. Ningún sufrimiento, ninguna aflicción puede mancillar este amor que sostiene mi ánimo en este páramo de lástima profunda.
¡Qué poderosa la sonrisa que dimana de Dios!
El jardinero de las nubes.
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