A ver si empezáis a tener idea de que los bienes culturales que están en posesión de instituciones eclesiásticas no son una propiedad privada de nadie, no de los curas, ni de la iglesia católica, ni siquiera de los pueblos donde esos bienes se encuentran. Son un legado que pertenecen a las generaciones del futuro, siendo nuestro deber conservarlos, y sólo conservarlos, si es preciso restaurarlos, pero no para que estén más bonitos, sino para que puedan seguir aguantanto el paso del tiempo tal como ... (ver texto completo)
