OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

VOZPORNOCHE: Así que dejó su huerto...

Así que dejó su huerto
para salir al camino,
y, montado en un pollino,
deshacer más de un entuerto. (Carmen Gil)

Me lo había dicho mi tocaya y yo no le presté ninguna atención. Asi que os voy a contar un cuento que ella me contó:

Un fantasma con asma
Don Godofredo, el matasanos, se ha levantado temprano; va a visitar a un paciente más raro de lo corriente.
Es un fantasma con asma, que ya ni asusta ni pasma; tose mucho, aúlla poco y estornuda como un loco.
Vive de noche y de día en una mansión muy fría, muy cerquita de la luna y más solo que la una.
Con bufanda, gorro y guantes vaga el espíritu errante por lugar tan poco cálido, y está pálido y escuálido.
Godofredo en Nochebuena, va a curar al alma en pena y examina con sus lentes pacientemente al paciente.
Con atención exclusiva, lo mira de abajo a arriba. Con empeño y con trabajo, lo mira de arriba abajo.
Después de una hora y media, consulta su enciclopedia y, contra todo pronóstico, da el médico su diagnóstico:
Este fantasmal fantasma ni tiene gripe ni asma; de lo que sufre en verdad es de una gran soledad.
Esa constante friolera es de dentro y no de fuera; que a un corazón sin amor se le va todo el calor.
Le receta el recetante una receta brillante: Dosis enormes de afecto para mejorar su aspecto.
Besos, caricias, cosquillas… Ni jarabes ni pastillas. Cucamonas y achuchones. Ni pomadas ni inyecciones..
Y le da el curalotodo, pensando un poquito en todo, las señas de unos fantasmas que van a curarle el asma:
Viven en una atalaya muy cerquita de la playa, junto a un enorme membrillo en un castillo amarillo.
Sale el fantasma de viaje con muy poquito equipaje: con la maleta vacía, pero lleno de alegría.
Vaga y vaga el vagabundo, recorriendo medio mundo y da en un lugar ventoso con el castillo dichoso.
Un fantasma hospitalario, un poquito estrafalario, le ofrece albergue y cobijo, y lo trata como a un hijo.
Tres fantasmitas llorones le dan cientos de achuchones y una fantasma con moña, carillos y carantoñas.
Con tanta zalamería, ya el fantasma no se enfría: está fuerte como un roble, y canta y se ríe el doble.
Aquí se acaba este cuento, sin cataplasmas, ni ungüentos. Y es que el cariño a raudales, alivia todos los males.